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Daniel Gascón

DOS HERMANOS

DOS HERMANOS

El chico que cayó del cielo (Kailas), de Ken Dornstein , cuenta la historia real de dos hermanos. El primero es David Dornstein, un chico judío norteamericano que quería ser escritor, que murió en el atentado aéreo de Lockerbie en 1988. El segundo es su hermano pequeño, Ken, que reconstruye la vida y la muerte de David.

El chico que cayó del cielo es un reportaje apasionante, que habla sin sentimentalismo del amor, la complicidad y el humor entre hermanos, pero también de las rivalidades y la obsesión. Es un libro muy perturbador: Dornstein experimenta una mezcla de atracción y resentimiento hacia David. Ken es testigo del sufrimiento de David, de sus neurosis y sus sueños de grandeza, y lo admira; también cree que le exige demasiado y se cansa de ser el hermano pequeño. Tras la muerte de David, Ken reconstruye la biografía de su hermano, entrevista a todos sus conocidos y relee todos sus cuadernos, pero en cierta manera también se apropia de ella: flirtea con varias de las novias de David y se casa con una de ellas. “¿Qué había visto David en Kathryn?”, escribe. “En muchos sentidos, se había visto a sí mismo: tanto ella como él tenían un pelo grueso y rizado, que les gustaba llevar largo; sus mandíbulas eran fuertes; sus cejas eran pobladas y casi cuadradas; sus narices eran rectas y (a diferencia de la mía) no los identificaban como judíos; la musculatura de sus cuerpos estaba bien definida.”

El chico que cayó del cielo describe con precisión y elegancia el atentado, y narra muy bien el juicio a los terroristas que pusieron los explosivos en el avión. Pero es también un retrato del artista adolescente: David lee y escribe como un poseso. Aunque nunca llega a terminar nada de manera satisfactoria y obtiene el rechazo de su profesor Robert Coover , mientras que algunos compañeros como Rick Moody o Jeffrey Eugenides empiezan a publicar, imagina los títulos de los ensayos que se harán sobre su obra (“El judaísmo en Dornstein”, por ejemplo), o fantasea con una muerte temprana y con los textos que luego se escribirán sobre él. En un momento planea una novela con un tema profético: “un joven y desconocido escritor de ficción muere en un accidente de avión dejando un montón de cuadernos y algunos fragmentos de relatos, y el narrador decide recomponerlo todo formando la historia de ese escritor desconocido”. David prepara un “breve extracto para la contraportada”: “Una exploración absolutamente fascinante de los miedos y los sueños de un escritor joven, narrados con humor y sensibilidad y agudeza y una vívida sabiduría espiritual”.

Ken, que es un personaje mucho más elusivo, muestra a su hermano como un ser arrogante, atormentado y entrañable: cambia de oficios y de ciudad, se interesa por la religión y sufre sin parar. Tiene mucho éxito con las mujeres y quiere a su hermano pequeño: le propone escribir juntos y le dice que va a ser mejor escritor. Sobre toda la familia planea la sombra de la locura: la madre está como una regadera y sus hijos se crían con el padre, David tiene depresiones y ataques de nervios, y en su viaje de novios Ken es tremendamente infeliz, y sólo piensa en divorciarse y devolverle a su suegro todo el dinero que ha costado la boda.

El chico que cayó del cielo está muy bien construido: arranca con la visita de Ken a Lockerbie, y a continuación cuenta en paralelo la vida de David y la peripecia de Ken, con sus investigaciones, sus amores y sus trabajos (que incluyen un empleo como detective privado y la redacción de un libro sobre los fraudes a las compañías de seguros), y sobre todo con su obsesión por su hermano muerto. Este libro, que cuenta con una traducción impecable de Mariano Peyrou, reflexiona sobre el terrorismo y la vida cotidiana, sobre la vocación y el amor entre hermanos, y sobre la influencia, a veces benéfica y a veces perturbadora, que los muertos ejercen sobre los vivos. Y viceversa.

En la imagen, David y Ken Dornstein.

1 comentario

pat -

Dan ganas de leerlo. Gracias.