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Daniel Gascón

LA CASA DE DICKENS

LA CASA DE DICKENS

 

1.

Claire Tomalin escribe sobre Charles Dickens and The House of Fallen Women, de Jenny Hartley:

“El brillante libro de Jenny Hartley rellena un hueco en los estudios sobre Dickens. Vívido, inteligente y fascinante, trata de cómo estableció en Sepherd’s Bush –esto es 1847, cuando Sepherd’s Bush era una granja en las afueras de Londres- una casa en la que las chicas de la calle, las prisiones y los trabajos forzados, chicas que robaban y se prostituían, con vidas arruinadas y aparentemente incapaces de salvarse a sí mismas, podían cambiar a través de la amabilidad y la disciplina, y preparase para una nueva vida en las colonias.

El dinero era de la millonaria Miss Coutts, pero la idea y la organización eran de Dickens, y durante 12 años dirigió la Casa de las Mujeres sin Hogar, instalada en la Casa Urania (el nombre, que le dio un dueño anterior, era particularmente inapropiado, porque Urania es otro nombre para Afrodita, diosa del amor). La voluntad de Dickens de hacer el bien lo llevaba a hacer cosas que una persona normal habría encontrado imposible, y Hartley lo muestra en acción, ayudando a las víctimas semi aplastadas de la sociedad victoriana, con una energía casi diabólica. Desde la primavera de 1846, cuando propuso el plan por primera vez, hasta 1858, cuando le resultó imposible seguir conectado con él, estaba en el centro de sus pensamientos.

Sólo hay que mirar sus cartas para maravillarse de un hombre que ya estaba escribiendo novelas, dirigiendo una revista seminal, llevando una vida social espléndida, criando a ocho hijos, y reuniendo dinero para otras causas benéficas, encontrara tiempo para visitar la casa en Sepherd’s Bush, a menudo varias veces a la semana, para supervisarla, seleccionar internas, consultar a las institutrices, contratar y despedir matronas, tratar con las alcantarillas y el jardinero, gestionar el dinero, escribir informes detallados sobre el origen de las chicas, y organizar su emigración a Australia, Sudáfrica o Canadá.

Hartley nos recuerda cómo se trataba a las mujeres en las instituciones victorianas de Londres: las prisiones ásperas y calladas, y los hospitales para prostitutas penitentes, en las que se les recordaba constantemente su vergüenza mientras trabajaban, bajo reglas estrictas, cosiendo y lavando ropas. El plan que Dickens le vendió a Coutts era hacer de ese hogar un verdadero hogar, donde la gerente nunca preguntaría por el pasado de las jóvenes, con dormitorios cómodos y buena comida, un jardín en el que pudieran plantar flores, libros que leer, y un piano.

Su idea era preparar a cada interna para la inmigración, y su esperanza que se casaran y tuvieran familias. Coutts necesitó bastante persuasión, porque creía que una mujer caída no podía volver a esa felicidad. Hartley señala que un informe hecho en París en la década de 1830 demostraba que muchas prostitutas francesas podían dejar la prostitución, mientras que los ingleses creían que una mujer, una vez “corrompida”, no podía volver atrás”.

2.

Amélie Nothomb, en el Finantial Times:

“No creo [en las clases de escritura creativa]. Creo que ir a clase de escritura es como ir a clase de amor.

¿Cuál es tu forma preferida de procrastinación?

Soy incapaz de procrastinar. Soy incapaz de pensar en el mañana”.

 

3.

Obama ha elegido a Rick Warren para que diga la oración en su su toma de posesión. Hitchens escribe:

"El hombre que ha elegido es un hombre de negocios clerical infatigable, que reúne dinero para apoyar la proposición que dice que que algunos estadounidenses –no cristianos, el tipo equivocado de cristianos, homosexuales y no creyentes- son menos valiosos y virtuosos que su propio rebaño encantador de donantes redimidos y descatados.

Esto es sencillamente insostenible. ¿Es posible que Obama no conociera la ideología de su últimos pastor? La idea parece plausible cuando uno recuerda cómo toleró al odioso Jeremiah Wright. ¿O puede que conozca ese paisaje de racismo y superstición pero crea (como le pasaba con Wright) que podría ser útil para atraer a ciertos sectores? Pensar en cualquier de esas dos opciones es bastante horrible.

Un presidente puede usar su trabajo para ser reelegido, para aumentar su base de votantes, para atraer a otros. Pero el día de su inauguración no es uno de los días en que puede hacerlo. Es un acontecimiento que pertenece principalmente a los votantes y sus descendientes, que están llamados a ver que una larga tradición de transiciones pacíficas continúa alegremente, incluso cuando el resultado es polémico. Yo diría que no necesita ningún discurso religioso, porque, usando la observación de Lincoln sobre Gettysburg, ya ha sido consagrado. Pero si hay que tener algún sacerdote, que sea un viejo hipócrita y digno, sin ninguna alianza sectaria, en lugar de un charlatán agitador de árboles que cree que millones de sus conciudadanos están condenados al infierno porque no satisfacen sus estándares bajos y vulgares".

4.

Otros premios literarios del 2008: el Premio a la Venganza se Sirve Fría; a Te han Tangado, Colega; el Premio a la Firma más Improbable; el Premio a la Mejor Estafa de Género.

En la imagen, Charles Dickens. La he tomado aquí.

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