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Daniel Gascón

AMARILLO

AMARILLO

Félix Romeo acaba de publicar Amarillo (Plot). Es un libro sobre su amigo Chusé Izuel. Izuel nació en Zaragoza en 1968, se hizo amigo de Félix y Bizén en el colegio, escribió relatos y reseñas literarias, y se suicidó en Barcelona en 1992. En 1994, Félix Romeo recogió sus cuentos en el volumen Todo sigue tranquilo (Libertarias, 1994); son unos relatos estupendos y es una pena que Izuel no viviera para escribir más historias. Amarillo tiene algo de carta al amigo muerto, de búsqueda en su vida, en los recuerdos y en sus textos para comprender un enigma que siempre resulta inexplicable.

Félix Romeo escribe en Barcelona, a casi 16 años de distancia, y utiliza mucho la glosa: aparecen fragmentos de cuentos, reseñas, entrevistas y cartas de Chusé, y también textos que se escribieron sobre él. Reconstruye el momento del suicidio, que se produjo de madrugada, la noticia de la muerte, y la noche en el depósito de cadáveres. Interpreta los textos, transcribe una entrevista y a la vez va trazando un relato: cuenta la historia de una amistad -tres chicos de Zaragoza que se llaman igual que sus padres, quieren ser artistas, estudian juntos y se van a vivir a Barcelona- y explica algunos momentos esenciales de esa relación, como un accidente de coche que tuvieron Félix y Chusé Izuel, otra ocasión en la que estuvieron a punto de matarse en una carretera, o simplemente la distribución de las habitaciones en el piso compartido de Barcelona, con los olores de la comida que cocinaba Bizén o el sonido de la máquina de escribir de Chusé.

La relación de los tres está muy bien explicada, y se sitúa en un ambiente que no se ha contado mucho: la Zaragoza de finales de los años 80 y principios de los 90; Amarillo muestra los bares y la vida de una ciudad en la que los grupos consiguen grabar su primer disco; muestra a Félix Romeo con una beca de la Residencia de Estudiantes en Madrid; a Chusé Izuel colaborando en varios periódicos. Ese paisaje de gente que logra hacer cosas es el escenario de Amarillo, y contrasta con el dolor paralizante y las fantasías autodestructivas de Chusé, que aparecen en sus cuentos y en sus cartas: un cuento narra el asesinato de una novia, otro habla de un suicidio, una carta a Félix habla del Pozo de San Lázaro, sus reseñas insisten en esas pulsiones contra sí mismo. A Izuel lo había dejado una novia y no podía superarlo: ella lo abandonó un 27; él se tiraría por la ventana un 27 de febrero.

Aunque esa angustia que crece como un termitero es uno de los temas fundamentales, Amarillo es un libro magnífico sobre la orfandad, sobre una amistad y en cierta manera la traición a esa amistad. Como ha escrito Mariano Gistaín, el suicidio es un “atentado indefinido”, y la muerte de Izuel deja víctimas que se sienten abandonados y culpables: por no haber interpretado las pistas que llevaban a su suicidio, por no haber sabido impedírselo, porque alguien a quien querían ha decidido dejar de existir, o simplemente por haber seguido viviendo, pintando, escribiendo y cambiando de opinión. Esa sensación de culpa e incluso de apropiación de la existencia del otro -que se transforma en un fantasma- es uno de los elementos esenciales de Amarillo; el autor sabe que la escritura es la forma de curar esa herida, y que la vida es hermosa.

Félix Romeo ha escrito un libro intenso y estremecedor sobre Chusé Izuel y sobre sí mismo, en el que habla a su amigo con sobriedad y tristeza, con amor e ira, como quien dice unas palabras de despedida para alguien que ha colgado el teléfono y al que no vamos a volver a llamar.

La fotografía es de Daniel Mordzinski. Una entrevista con Félix Romeo.

4 comentarios

Armand Gallego -

Solamente para comentar k leí la noticia en el periódico.La misma trayectoria final k un conocido mio,y k otros por una u/o otra razón se fueron antes de tiempo.Vulgares me parecen los pensamientos k tengo sobre dejarlo todo,ya k unos segundos o días más y kizás jamás hubieesen tomado esa decisión,a vesces tan imprebvista,a veces tan meditada,siempre intrigante y dolorosa,pero siguen siendo bonitos tanto como las flores,bonitos y fugaces,pero son lo mejor de este mundo...

Esther Rodriguez Cabrales -

Yo aún no lo he leído, pero lo tengo en mis manos, tan suave, tan amarillo...

d. -

Muchas gracias.
Y encantado de que subas el texto!

Besos

entrenomadas -

Magnífico texto. Imposible mejorarlo. Si no te importa lo subiré el fin de semana.

kisses