INDIVIDUOS
1.
R. Me encanta esta prodigiosa mezcla de razas que tenemos en Londres. Pero no voy a fingir que me gustan otras culturas porque hay cosas de otras culturas que no me gustan. No me gusta por ejemplo que a niñas de nueve años se les obligue a casarse con viejos en Iraq. ¿Cómo le sienta a usted eso? Yo tengo una niña de nueve años y la mera idea de forzarla a casarse no ya con otro niño de nueve años sino con un hombre es tan asquerosamente cruel... Y no puedo aprobar la poligamia ni los crímenes de honor ni la ablación de clítoris. El multiculturalismo es un fraude. Ninguno de nosotros cree en él. Algunos dicen que sí, pero es mentira. Y si uno dice que unas sociedades son más atrasadas que otras todos se asustan, pero es así. Las evidencias de mi mente y las de mis sentidos me dicen que es así.
P. Y las occidentales son en su opinión las más avanzadas...
R. No desde luego Estados Unidos. No hay control de armas y tienen pena de muerte. Y todo el mundo en América es creyente y va el domingo a la iglesia.
P. ¿Ir a la iglesia es un atraso?
R. Desde luego.
(Entrevista de Eduardo Suárez a Martin Amis)
2.
Bueno, la lucha contra la teocracia no es solo entre nosotros y los islamistas. Es una lucha entre esa gente que piensa que a partir de la evidencia y la razón, y aquellos que dicen que la fe es una cosa buena en sí misma. ¿Es que la fe, por sí misma, es una cosa buena? Esta es otra cosa, por cierto, de la que nuestros periódicos se hacen eco. “¡Ah! Lo impulsaba su fe. Eso está bien.” Hay candidatos que pertenecen a grupos religiosos, como el culto mormón, que dicen: “¿Me atacas por mi fe?”. Sí. Eres un miembro de una organización delirante. Pero aparentemente se supone que no se debe hacer eso. Otro tópico que resuena en nuestras cámaras de eco es la iniciativa “basada en la fe” del presidente. ¿Qué significa “basada en la fe”? ¿Qué cosas dejas a la fe si de verdad crees que son importantes? ¿Dices: “Yo creo, pero no me preocupa la evidencia”? ¿En qué otra parte de tu vida harías una cosa así? Ésa es la diferencia real entre los que toman las cosas por la fe, sin examinarlas, sin evidencia, sin razón, sin contexto, y los que no lo hacen. Y ésa es una gran diferencia.
3.
Cuando hablamos del individualismo de la sociedad moderna utilizamos siempre la palabra como un compendio de todo lo negativo, como sinónimo de la destrucción del tejido afectivo y de la solidaridad social. Se han escrito extensos trabajos sobre el tema, anatemizando el individualismo como base esencial del capitalismo más caníbal. A veces, en la furia de algunos de estos ataques me parece oír cierto eco de mis años adolescentes, en la época confusa y siniestra del franquismo, cuando el hecho de que te gustara la ópera, o ponerte perfume, o cualquier nadería semejante, podía hacer caer rápidamente sobre ti el sambenito de ser una pequeñoburguesa, una individualista sin suficiente conciencia ante las urgentes, heroicas, trascendentales demandas de la sagrada masa proletaria.
El caso es que la sociedad occidental ha ido siendo más y más individualista con el paso de los siglos; y, si estudiamos el pasado, se ve claramente que todas las conquistas de justicia social han sido impulsadas por el individualismo. Es la conciencia individual, al reaparecer en el siglo XII tras los años oscuros, la que impulsa la creación de organizaciones protodemocráticas, y las leyes contra el abuso de los nobles, y la orgullosa ambición de ser feliz frente al oscuro despotismo de los dioses. El individualismo es el motor de la Revolución Francesa, y del sufragio universal, y del concepto mismo de derechos humanos. Y del respeto a las minorías y a la diferencia. Por el contrario, las mayores tropelías sociales de la Historia han sido cometidas por regímenes que negaban la individualidad. Por tiranos que contemplaban a sus súbditos como meros esclavos, o por regímenes totalitarios que consideraban al individuo como algo sospechoso.
Y así, paradójicamente, resulta que aquellos sistemas de pensamiento que enaltecen al pueblo y que dicen defender por encima de todo a la colectividad, acaban siendo verdaderos mataderos colectivos y creando sociedades mucho más injustas que aquellas en las que impera el individualismo. Como sucedió con la pesadilla del nazismo, con las decenas de millones de víctimas de los soviéticos, con los jemeres rojos asesinando a la tercera parte de la población de su país. A mí lo que me da verdadero miedo no es el individualismo, sino esas grandes Ideas intocables que dicen hablar por el bien de todos y con las que se enardecen las masas ciegamente. Como decía Bioy Casares, “las ideas nacen inocentes y se vuelven feroces”. Creo que la conciencia individual es una buena herramienta para evitar los abusos; y que es desde el individualismo desde donde se puede uno preocupar por los demás.
4.
La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender además ser defensores de las minorías.
(Ayn Rand)
En la imagen, Martin Amis y Christopher Hitchens.
4 comentarios
anonimous -
d. -
entrenomadas -
entrenomadas -
¡Lo principal que nos enseña la evolución sobre la raza es que no hay distintas razas biológicas de seres humanos! Lo que llamamos "razas" humanas son categorías definidas a nuestro antojo.
La evidencia científica indica que nuestra especie no ha tenido modificaciones biológicas significativas en los últimos 100,000 años. Lo que sí ha cambiado mucho es la cultura humana, nuestra capacidad de desarrollar, transmitir y ampliar el caudal de conocimientos y experiencias transmitidos de generación en generación por medios culturales no genéticos.
Eso por un lado, por el otro, personalmente detesto la palabra "multiculturalidad". Yo apuesto por la interculturalidad. Islas Mauricio tiene una sociedad intercultural rica e interesantísima, donde el respeto y la igualdad van de la mano. En una sociedad multicultural no se garantiza nada, salvo que hay varias culturas en un mismo lugar y punto, se pueden relacionar o no. Generalmente la interrelación es gastronómica, no mucho más. Isla Mauricio no está en Europa, es un hecho. Viene bien dejar de mirar el ombligo anglosajón que tenemos. Este es mi caso, va por mí. Yo padezco el mal del anglosajonismo y de vez en cuando voy a curarme a lugares remotos.
Bueno, me quedo con las palabras de Ayn Rand, que para mi bochorno pertenece a alguien del siglo pasado. Tremendo.
Interesante post, perdona el rollo, debe ser la vitamina c que dicen que en grandes cantidades se sube a la head.
Pues eso.
M