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Daniel Gascón

GAZA

GAZA

Espero que en Gaza se alcance un alto el fuego cuanto antes. Israel tiene el derecho –y la obligación- de defender a sus ciudadanos, pero su reacción es desmedida y brutal. El momento resulta especialmente siniestro: un periodo de interregno en Estados Unidos y a pocos meses de que se celebren elecciones en Israel. No se pueden justificar las muertes de cientos de civiles inocentes –la mitad, mujeres y niños- y el sufrimiento de la población palestina, o el supuesto bombardeo de los refugiados en una escuela. Y tampoco es admisible que los periodistas no puedan entrar en Gaza. A lo mejor con esta operación Israel gana seguridad a corto plazo, si consigue destruir las infraestructuras de Hamás y si se termina con el contrabando de armas, pero es difícil que los ataques ayuden a que se consiga la paz y se avance hacia la solución de los dos estados.

Según cifras de la ONU, Gaza, que alberga a un millón y medio de personas, tiene un 42% de paro, y el 76% de la población depende de la asistencia humanitaria. Es un lugar de miseria y desesperación. Eso, y la devastación y muerte que están provocando los bombardeos del Ejército israelí –que a diferencia de Hamás no considera a los civiles como objetivos bélicos, y les avisa de los bombardeos, pero en ocasiones no parece andarse con muchos miramientos cuando se le ponen por delante- constituyen un caldo de cultivo para el extremismo y un obstáculo para la paz. Por otra parte, Israel, que en muchos sentidos es un país admirable –con un sistema democrático, una producción cultural y una economía inusuales en la zona- también se ve amenazado: por Hamás y Hezbollá, por Siria e Irán (que propuso borrar el país del mapa e intenta conseguir armas nucleares) y por la propia demografía: los árabes israelíes tienen más hijos que los judíos israelíes. También vive con tensiones internas -que se articulan democráticamente y no de forma violenta- y tiene que garantizar la seguridad de sus ciudadanos.

El comportamiento y las ideas de Hamás –que toleró el saqueo de los invernaderos y equipamientos agrícolas tras la retirada de Israel de Gaza, ganó las elecciones en 2006 y continúa luchando con Al Fatah por el poder en Palestina- también hacen difícil llegar a un acuerdo. El artículo 7 de sus estatutos cita estas palabras: “El día del juicio no llegará hasta que los musulmanes luchen contra los judíos (matando a los judíos), cuando el judío se esconda tras las piedras y los árboles. Las piedras y los árboles dirán Oh Musulmanes, Oh, Abdulláh, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo. Sólo el Gharkad (el cedro) no lo hará, porque es uno de los árboles de los judíos”. El artículo 22 asegura que la revolución francesa, la revolución rusa, el colonialismo y las dos guerras mundiales fueron provocadas por “los enemigos”, los judíos, que están detrás de una gran amenaza para el mundo como la masonería y también se encargaron de montar la Liga de Naciones y después las Naciones Unidas: “No hay guerra en ningún parte sin que ellos hayan puesto el dedo”, dice. Como fuente de autoridad, en el artículo 32 recurren a los Protocolos de Sión, la célebre superchería elaborada por la policía zarista. El artículo 13 dice: “las iniciativas y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámico”. En el artículo 12 se dice: “Una mujer puede salir a combatir al enemigo sin el permiso de su marido, y también puede hacerlo el esclavo, sin el permiso de su amo”. Es una frase que por una parte sitúa a la mujer por debajo del hombre –para el resto de las cosas tiene que pedirle permiso a su marido-; por otra, acepta de buen grado la esclavitud.

Tratamiento

El tratamiento del conflicto en los medios de comunicación españoles demoniza a Israel y soslaya la responsabilidad de Hamás, una organización terrorista financiada por Irán que aspira a la destrucción de Israel, ataca a los civiles –ha lanzado más de 5.000 cohetes desde que Israel abandonó la franja- y pone en peligro la vida de los palestinos.

Como ha escrito Antonio Elorza, "la imagen dominante acerca de la invasión de Gaza apenas ofrece espacio para la duda. Después de una semana de bombardeos con cientos de víctimas civiles, el Tsahal, la impresionante máquina de guerra israelí, entra en la franja palestina ‘a sangre y fuego’. Con el apoyo de Bush y desoyendo los llamamientos a la tregua de medio mundo. Entretanto, los habitantes de Gaza tratan de escapar a la catástrofe, sin agua ni abastecimientos. Veredicto inmediato: Israel es culpable y ‘los palestinos’, víctimas. A Hamás no se la menciona o se la incluye en el relato de pasada, sin introducir para nada en la explicación su responsabilidad en el desencadenamiento de la crisis".

Uno de los ejemplos más claros es el que ofrece el lenguaje del corresponsal de El País, Juan Miguel Muñoz, que hoy justifica muchas de las posiciones del movimiento islamista. “Carta blanca ha tenido Israel durante 12 días para devastar Gaza”, escribía el otro día. O: "Hacen frente a la potentísima maquinaria de guerra israelí unos milicianos mediocremente armados [por Irán: y sus cohetes llegan a los suburbios de Tel Aviv] que han optado por cambiar de táctica [guerrilla urbana: que pone en peligro a más civiles].

"Una distorsión obvia"

En un artículo de análisis, se refería a "una distorsión obvia", que según él impera en el país hebreo: la que dice que el origen del conflicto está en la retirada de Israel de Gaza en 2005. Pero un simple vistazo a los medios demuestra que esa visión no es unánime; que hay muchos israelíes que abogan por la retirada de Gaza y una salida diplomática. Y a cambio, Juan Miguel Muñoz proponía otra distorsión: "En 1948 se fundó el Estado de Israel y se desató la primera guerra de Oriente Próximo [la construcción de pasiva refleja enmascara los hechos: cinco países árabes declararon la guerra a Israel al día siguiente de que declarase su independencia]. En 1967, el Ejército ocupó Cisjordania y Gaza, además del Golán sirio y el Sinaí egipcio [Israel atacó después de que los países vecinos hubieran acumulado ejércitos en sus fronteras y de que Egipto hubiera cortado el paso a su barcos: es la Guerra de los Seis Días]. En 1988, la OLP reconoció a Israel nada más desatarse la primera Intifada. Explotó otra en 2000”.

No menciona los acuerdos de Oslo de 1993 entre Arafat y Rabin: se basaban en la retirada de las tropas y la administración israelí de Jericó, en Cisjordania, y de Gaza, a la que seguiría la convocatoria de elecciones para un Consejo Nacional palestino durante un periodo de cinco años, a lo largo de los cuales ambos bandos negociarían un acuerdo final. Como escribe T. G. Fraser en El conflicto árabe-israelí (Alianza Editorial, 2008), las concesiones por parte de Arafat encontraron la oposición de los que no querían llegar a ningún tipo de acuerdo con Israel: Hamás y Yihad islámica: “Su estrategia consistía en recurrir a la violencia para provocar una reacción por parte de Israel y así desacreditar las concesiones realizadas por la OLP”.

Juan Miguel Muñoz tampoco dice que poco antes de que se desatara la Segunda Intimada se celebró la cumbre de Camp David, en la que Barak ofreció a los palestinos más del 90% de Cisjordania, una capitanía palestina en Jerusalén, una soberanía compartida en la Explanada de las Mezquitas y el regreso de los refugiados a un estado palestino. Arafat rechazó la oferta. Y tampoco señala que muchos dirigentes de la Autoridad Palestina se embolsaron buena parte del dinero que organismos internacionales enviaban para ayudar a los refugiados de los campos, mientras seguían aprovechándose de esa imagen de miseria para favorecer su causa en Occidente. En 2004, el fiscal general de la autoridad palestina investigó a altos funcionarios que obtuvieron un gran beneficio económico vendiendo cientos de toneladas de cemento-que habían comprado por debajo del precio del mercado a Egipto supuestamente para reconstruir comunidades palestinas destruidas en bombardeos- a constructores israelíes que iban a hacer el muro de separación y colonias en territorios ocupados. En la corrupción de la Autoridad Palestina se encuentra otra de las claves del ascenso de Hamás.

El 2 de enero el corresponsal daba un poco de información sobre Nizar Rayyan, el líder de Hamás asesinado junto a su familia: “Rayyan, partidario de la línea dura [¿?] y que ya perdiera un hijo en un atentado suicida [envió a su hijo a perpetrar un atentado suicida: no es exactamente lo mismo que perder] contra una colonia judía desmantelada en 2005, era el enlace entre la rama política y militar de Hamás”.

Un párrafo de Javier Espinosa en El mundo demuestra la consideración de Hamás hacia la vida de los civiles palestinos: “Hace dos años, Rayyan abanderó una campaña de movilizaciones populares para concentrar a cientos de civiles palestinos en los tejados de las viviendas de líderes de grupos armados amenazados por los bombardeos del ejército israelí. En aquella ocasión su iniciativa disuadió a la aviación de Tel Aviv. Esta vez no”.

Hace unos meses, el corresponsal de El País empezaba así una crónica: “’Nos darán duro, seguro. Y nadie nos ayudará’. Jalil Nofal, uno de los principales espadas de Hamás en Gaza, lanzaba esta predicción en septiembre”. Al final del artículo, identificaba a los palestinos con Hamás: “A Jalil Nofal no le sorprenderá: los palestinos de Gaza seguirán solos”.

La máquina y los artesanos

El conflicto acapara más páginas y suscita más reacciones que otros más graves. El lenguaje que se emplea para hablar de Israel tiene un tono bélico: “atroz”, “sangre y fuego”, “maquinaria bélica”. No se dice tanto que Israel debe su supervivencia a su superioridad militar, ni se habla del sufrimiento de su población civil. Con frecuencia, se emplean comparaciones con el nazismo y el Holocausto que son un insulto a la inteligencia y sólo sirven para reducir a los palestinos, a los israelíes y a los judíos que sufrieron el exterminio nazi a una condición de metáfora. Se suele incluir también un reproche a Estados Unidos: “el master de nazismo que Israel se ha montado con los dólares de Tío Sam”, escribía el periodista aragonés Fernando Rivarés.

Ese tratamiento contrasta a menudo con una visión mítica y romántica de los palestinos. En ella hay cierto paternalismo racista, la falacia de que el débil siempre tiene razón, y algo del mito del buen salvaje, que incluye un desprecio por la tecnología. A veces, ese lenguaje se utiliza para hablar de Hamás y sus armas: los cohetes “caseros” o “artesanales”, por ejemplo, de un llamamiento que firman Rosa Regàs, Belén Gopegui y José Saramago, entre otros. Desde 2001, Hamás emplea cohetes Qassam, que ha ido perfeccionando a lo largo del tiempo. Han provocado muertes, heridos, y una sensación de inseguridad permanente en muchas poblaciones del sur de Israel. Incluso su falta de precisión se emplea como una ventaja estratégica; el líder Mahmoud al-Zakar explicaba al Sunday Telegraph en agosto de 2007 que preferían los cohetes a los ataques suicidas porque “causan migración de masas, perturban gravemente la vida cotidiana y la administración y causan un impacto más grande. No tenemos pérdidas, y el impacto en el lado israelí es muy grande”. En El País, Emilio Menéndez del Valle, Miguel Ángel Bastenier, Mario Vargas Llosa y Juan Miguel Muñoz han mencionado los “cohetes artesanales”. Pero la formulación más entrañable es la de una carta al director que habla de los “soldados artesanos”. Me pregunto si los invitarán a alguna feria de oficios tradicionales.

He tomado la imagen aquí.

 

5 comentarios

Hans -

No merece la pena agotarse, Don Daniel. Sin perjuicio de la inapelable corrección de Don Pedro, sólo caben dos alternativas:
a) supuesto ping-pong: la poesía propalestina frente a la contundencia de la realidad. Como el agua y el aceite. Inmiscibles. Podrían Vdes. pegarse eones debatiendo para nada.
b) Si estamos en una situación dialéctica, es muy claro visto desde fuera quién convertirá su tesis/antítesis en síntesis triunfante: quién tiene razón y quién no (btw, la cita de rebelión suele determinar mucho al invocante: el referido órgano de agit-prop se limita, SIEMPRE, a decir sólo insensateces).
Me ha gustado su argumentario, Don Daniel, y reconoceré que me ha sorprendido. Diré, además -y lamento el argumento de autoridad- que en términos de Derecho internacional público tiene V. toda la razón.
Por lo que respecta a la invocación de Grandes Figuras de Ayer y Hoy (tm),Einstein era un físico. Nuclear. Buena persona y eso. no sé yo qué relación mantenía con los aspectos más materiales de la (jodida) realidad. Hannah Arendt, tan admirable por otros motivos, tiene una tendencia marginal tal a patinar estereofónicamente en cuanto habla de asuntos como el que nos ocupa que mejor mantenerla al margen.

d. -

Estimado Pedro,

Estimado Pedro,

Evidentemente, no toda la gente que critica a Israel comparte las ideas de Hamás. Yo, por ejemplo, critico a Israel en el texto, y las ideas y las actuaciones de Hamás me parecen absolutamente repugnantes; creo que no puede hacerse una equivalencia moral entre Hamás e Israel. Tampoco creo que compartan las tesis de Hamás Mario Vargas Llosa o Soledad Gallego Díaz, que han criticado la invasión de Gaza, como muchos escritores de todo el mundo, desde posiciones democráticas. Echo en falta en el comunicado de Saramago, Gopegui y Bértolo una condena a Hamás; no creo que compartan sus tesis. Y por supuesto no creo que la mayoría de la gente que se ha manifestado en España comparta las ideas fundamentalistas y asesinas de Hamás (de hecho, la inmensa mayoría de ellos tienen más respeto a las democracias que Belén Gopegui y Santiago del Alba). Y tampoco pretendía decir que usted hubiera ido a unas manifestaciones o que viviera en España: simplemente, cuando usted decía que Amos Oz no tenía idea de lo que sucede en el lugar donde vive, yo me preguntaba si los que de verdad lo comprenden todo son los que están a miles de kilómetros de distancia, entre los que me cuento. Y, por supuesto, tampoco creo que todos los palestinos compartan las ideas de Hamás.
Usted cita críticas de Israel Shahak (que vivía en Israel) a Israel, luego dice que a mí me parecen distorsiones interesadas (aunque no me ha dado tiempo a decir nada de ellas), al igual que las críticas de Einstein, Arendt y otros a Menachem Begin (sobre las que tampoco he dicho nada). Unas líneas más abajo, para legitimar o al menos normalizar la comparación de la Alemania nazi con Israel, dice que la hacen también escritores judíos. Y después comenta que las críticas de los ciudadanos israelíes a la política de Israel son “el espejismo de que en su país se permite realmente la disidencia”.

2. “Israel tiene derecho a defenderse.
Estoy de acuerdo. Lo que se está poniendo en duda es que esté haciendo eso ahora, o cuando invadió Ramala, o en la campaña libanesa y los campamentos de Sabra y Chatila, o en cada una de las aventuras bélicas que ha protagonizado con la excusa de garantizar la seguridad de sus ciudadanos.”
Así empezaba mi artículo:
“Espero que en Gaza se alcance un alto el fuego cuanto antes. Israel tiene el derecho –y la obligación- de defender a sus ciudadanos, pero su reacción es desmedida y brutal. El momento resulta especialmente siniestro: un periodo de interregno en Estados Unidos y a pocos meses de que se celebren elecciones en Israel. No se pueden justificar las muertes de cientos de civiles inocentes –la mitad, mujeres y niños- y el sufrimiento de la población palestina, o el supuesto bombardeo de los refugiados en una escuela”.

3. ”Después de la segunda intifada y la visita de las mezquitas del genocida Sharon (a la que usted no parece otorgar ninguna relevancia en la historia reciente del conflicto)”. De nuevo, me acusa de algo que no he dicho. No he analizado la segunda intifada. Si lo hubiera hecho, habría hablado de la visita a las mezquitas de Ariel Sharon que la desató.

4. Citas
Cito palabras –como explico- de la Declaración de Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, cuando hablo de Israel, justo después de decir que es una democracia. Cuando hablo del estallido de la Guerra de los Seis Días, cito declaraciones de los dirigentes de los países árabes. Por supuesto, hay muchos israelíes fanáticos y racistas, y muchos árabes razonables. Precisamente en mi artículo intentaba huir de las visiones maniqueas. Una de las cosas que no me gustan del tratamiento de los medios españoles es, por ejemplo, que prácticamente sólo vemos soldados israelíes y civiles palestinos. La sociedad civil israelí y los milicianos aparecen mucho menos.

5. Oz
Me parece bien el pacifismo de Oz, es por lo que lo elogio. Usted dice que su concepto de intelectual deriva de Satre: “aquel que describe una sociedad en la que en realidad no vive, y señala unos problemas que en realidad no le tocan, y desde esa atalaya infranqueable, prescribe y pretende que le hagan caso”. Recuerdo sus actividades a favor de la paz, y también digo que combatió en dos guerras: me parece que esa información demuestra que vive en esa realidad y esos problemas le tocan (no sé si hay un reproche cuando dice que a Oz le pagan los artículos “suculentamente”). Decir que “quiero otorgarle mayor crédito por medallas obtenidas en campañas bélicas” que por sus posiciones a favor de la paz es una mala interpretación.


6. Población
En mi caso, no es una tesis segregacionista, sino simplemente información demográfica. Tampoco creo Benny Morris la emplee en ese sentido. Creo que cuando usted dice “En todo caso, podrían leer “An honest proposal” de Swift para tomar ideas de qué hacer con esos cuatro niños musulmanes de más que les sobran en las cuentas” el texto al que se refiere es “A Modest Proposal”.


7. Manifestaciones

”Comparar a Israel con la Alemania nazi no es una tarea difícil, hay muchos pensadores judíos que lo hacen abiertamente”. Lo cual no significa necesariamente que tengan razón, como usted convendrá. El exterminio sistemático de 6 millones de judíos no es comparable a las violaciones de los derechos humanos de Israel. Su comparación “vamos a bombardear Bilbao porque ETA tiene a un empresario secuestrado en algún lugar” tampoco me parece exacta. Tampoco cuenta los hechos: más bien, un grupo de otro país -que lanza cohetes contra la población civil en un periodo de alto el fuego, y llama a la destrucción de Israel- entra en territorio israelí, asesina a tres soldados, secuestra a dos. En ese momento Israel no ocupaba territorios en el Líbano.
Yo no me obstino en ignorar a las víctimas palestinas, y sé que mueren más palestinos que israelíes. Por supuesto, no se puede justificar la muerte de inocentes, y la represión israelí ha sido brutal y desproporcionada. El bombardeo de las escuelas de ONU es inaceptable, aunque Hamás utilice escudos humanos, aunque en las guerras haya siempre víctimas inocentes y aunque haya una diferencia esencial entre considerar a todos los civiles objetivos legítimos (como Hamás) y no hacerlo (como Israel). Es una tragedia y complica el camino hacia la paz. Aunque no apruebo su respuesta, también me parece que Israel no podía permitir que se lanzaran indiscriminadamente cohetes contra sus ciudadanos, que, aunque causaran muchos menos muertos que los ataques de Israel, también han producido muertes, heridos y terror. Otra comparación española, de Antonio Elorza: “Imaginemos una situación análoga. Marruecos tiene una reivindicación tal vez muy justa sobre Ceuta y Melilla. Su Gobierno decide entonces lanzar misiles sobre nuestro lado del estrecho. ¿Tiene el Gobierno español que aguantarlo estoicamente?”. Y también me parece que Hamás podría haber calculado que habría algún tipo de respuesta por parte del Ejército israelí, y que esa respuesta perjudicaría a los palestinos.

Saludos cordiales,

d.

Anónimo -

Estimado Daniel,

A riesgo de abusar, le respondo nuevamente por partes:

1. Criticar a Hamás no equivale a defender a Israel

Estoy de acuerdo siempre que usted aplique el mismo razonamiento en sentido contrario: a aquellos que critican a Israel no se les debería emparentar con Hamás.

Ni Santiago Alba Rico, ni Belén Gopegui, ni Constantino Bértolo han defendido nunca las tesis de Hamás, y por lo creo, no parece que lo vayan a hacer en el futuro. De lo que he podido saber, critican que Israel se pertreche detrás del argumento de la defensa de su población civil para llevar a cabo una operación de derribo de un gobierno autoritario, pero elegido mediante sufragio universal, e infringir un castigo brutal a la población civil.

La vinculación de aquellas personas que critican a Israel con las tesis yihaidístas es una práctica tradicional de la ciertos periodistas derechistas que obvian que la crítica a la política belicista de Israel a veces ha venido incluso desde pensadores judíos (véase ejemplos 1 y 2).
Entre los fenómenos políticos más perturbadores de nuestros tiempos se encuentra el surgimiento del Partido de la Libertad (Herut) en el recientemente creado Estado de Israel; un partido político cuya organización, método, filosofía política y convocatoria social evocan al Partido Nazi y al Partido Fascista (Albert Einstein, Hanna Arendt y otras personalidades estadounidenses de origen judío en un texto para The New York Times como protesta a la visita de Menachem Begin a Estados Unidos, diciembre de 1948).
El poder de Hitler emanaba de la 'Ley habilitante', aprobada con todo rigor jurídico por el Reichstag y que permitió que el Führer y sus representantes... hicieran lo que les viniera en gana o, en jerga legal, que emitieran normativas con fuerza de ley. El Knesset (parlamento israelí) aprobó exactamente el mismo tipo de ley inmediatamente después de la conquista de 1967, otorgando así al dirigente de Israel y a sus representantes un poder comparable al de Hitler, poder que ejercieron al estilo hitleriano. (Dr. Israel Shahak, presidente de la Liga Israelí para los Derechos Humanos y Civiles, superviviente del campo de concentración de Bergen-Belsen, en un comentario sobre las Normas de Emergencia del ejército israelí tras la guerra de 1967, en la publicación periódica Palestine, vol. 12, diciembre de 1983).

Estas declaraciones son tan relevantes como las de otros pensadores que justifican la política belicista israelí. La única diferencia es que a usted unas les parecen distorsiones interesadas y otras no. Por poner un ejemplo: hoy han sido bombardeadas una oficina de la ONU y un centro de emisiones que usaban periodistas internacionales, quienes también es de suponer que eran peligros potenciales para los ciudadanos israelíes. En algunos medios derechistas ya se avanza en el recurso apologeta y se habla del uso de los civiles como escudos humanos. Es decir, yo estoy en mi casa o mi centro de trabajo, me bombardean y encima si el que muere es mi hijo o un corresponsal extranjero, dicen que es por culpa mía, que yo lo he colocado de escudo. Mayor miseria moral no se recuerda, aunque no tardaremos en ver nuevos logros en este sentido. ¿Qué nos parecería este tipo de infamia disfrazada de información si la bomba hubiese estallado en un cuartel de la Guardia Civil?

2. Israel tiene derecho a defenderse.

Estoy de acuerdo. Lo que se está poniendo en duda es que esté haciendo eso ahora, o cuando invadió Ramala, o en la campaña libanesa y los campamentos de Sabra y Chatila, o en cada una de las aventuras bélicas que ha protagonizado con la excusa de garantizar la seguridad de sus ciudadanos.

Según las noticias de la Televisión Española Internacional, Israel avanza hacia el asesinato de 2000 civiles. Al margen del asesinato de estado de diferentes dirigentes islamistas, no sé cómo se va a justificar el resto. Probablemente con el expeditivo “algo habrán hecho” o el “estaban allí”. En ciertos estados democráticos, los ciudadanos no siempre tienen garantizada la seguridad ni la presunción de inocencia, depende de dónde vivan, lo que en Oriente Próximo es tanto como decir qué credo comulguen: si vives del lado correcto del muro y mueres en un ataque, eres una víctima, si vives del otro lado del muro, un número, cuando no un presunto terrorista.

3. El argumento de la seguridad y quién atenta contra ella en la zona

Después de la segunda intifada y la visita de las mezquitas del genocida Sharon (a la que usted no parece otorgar ninguna relevancia en la historia reciente del conflicto), Israel decidió levantar el muro de la vergüenza. Amnistía Internacional ya alertó de las consecuencias para la población que suponía su construcción, y cómo la justificación para evitar ataques era, con los datos en la mano, insostenible, puesto que la mayoría de los ataques que ha recibido la población civil israelí proceden del sur del Líbano (http://web.es.amnesty.org/muro-de-israel/muro.php?opcion=muro).

En su último informe anual (http://thereport.amnesty.org/esl/regions/middle-east-and-north-africa/israel-and-the-occupied-palestinian-territories) detalla que el año pasado “(…) los grupos armados palestinos mataron a siete civiles y seis soldados israelíes, la cifra anual de víctimas mortales más baja desde el estallido de la Intifada en 2000”, mientras “(las) fuerzas israelíes mataron a más de 370 palestinos, incluidos unos 50 menores, e hirieron a millares más”, para pasar a detallar una larga retahíla de abusos por parte de las autoridades israelíes.

Le ruego que revise este informe, porque con los datos que aporta AI y el argumento de asegurar la integridad de sus ciudadanos, no es Israel quien debería atacar Gaza y Cisjordania, sino el gobierno de estos territorios el que se encontraría perfectamente justificado para atacar a Israel.

Como yo no comparto esa doctrina, no justifico ningún ataque.

4. Citas

Cita usted a Gurión en un discurso de tono conciliatorio. No conozco la procedencia pero puedo imaginar que en un acto protocolario. Sin embargo, cuando llega el turno de citar a los líderes árabes, elige las declaraciones realizadas en pleno fragor de conflictos, cuando lo más recurrido no es aludir a la reflexión sino arengar a los soldados.

Dejando de lado que este es uno de los recursos básicos de la manipulación periodista que señala en otras fuentes, Gurion también dijo otras cosas. Véase el ejemplo:
Si yo fuera un dirigente árabe, nunca firmaría un acuerdo con Israel. Es normal, les quitamos el país. Ciertamente, Dios nos lo prometió pero, ¿qué más les da eso? Nuestro Dios no es su Dios. Ha habido antisemitismo, hubo nazis, Hitler, Auschwitz, pero, ¿ellos tienen la culpa? Solo pueden ver una cosa: vinimos y nos robamos su país. ¿Por qué tendrían que aceptarlo? (David Ben Gurion, según cita de Nahum Goldmann en Le Paraddoxe Juif (La Paradoja Judía), pp. 121.

Tal como Golda Meir dijo:
¿Cómo devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quién devolverlos. (Golda Meir, Primera Ministra de Israel, 8 de marzo de 1969).

O como Ariel Sharon afirmó:
Cada vez que hacemos algo, dices "Estados Unidos hará esto y aquello” (…) Quiero dejar algo bien claro: no te preocupes por la presión de Estados Unidos sobre Israel. Nosotros, el pueblo judío, controlamos a Estados Unidos, y los estadounidenses lo saben.(Ariel Sharon, 3 de octubre de 2001, en conversación con Simon Peres, según informes de Kol Yisrael Radio).

Como le comenté, hay muchas más. En algún lugar de la red hay un artículo extenso de Santiago Alba Rico en este sentido, pero no creo que sea tanto hacer un juego de ping-pong con citas como tener claro que para esbozar un perfil completo de la situación es necesario aludir a ambos lados. Si se cargan las tintas en uno surge un retrato distorsionado: el israelí razonable y el árabe fanático.

5. Oz

Yo creía que proponía a Oz como paladín del pacifismo, pero parece que ahora quiere otorgarle mayor crédito por medallas obtenidas en campañas bélicas. Mi único comentario al respecto es que si realmente él y otros pensadores cercanos al laborismo quieren parar las matanzas que sufragan con sus impuestos, podrían pasar de escribir artículos suculentamente retribuidos por la prensa internacional a ejercer un tipo de acción política real. Yo no siento ninguna de esas dos tentaciones, ya que no sufrago la existencia de un estado cuyas decisiones me repugnen (cuando más, me dan risa), ni mis actos tienen repercusión en la opinión de mis conciudadanos.

No dudo que Oz conozca la doctrina de la desobediencia civil: negarse a pagar impuestos, realizar encierros o realizar actos en los que se otorgue visibilidad a las víctimas, como proponerse de observador en la zona de conflicto. Creo, y mucho, en el poder de las palabras, pero también sé de sus limitaciones, o por decirlo de otro modo, de sus peligros. El exceso de palabras resulta tan fútil como aquellas que no se transforman en realidades, no toman tiempo y espacio concretos. Tal como sucede respecto de usted con su blog, Oz es libre de hacer lo que le venga en gana, tanto como yo de creer que sus palabras se las lleva el viento, o que son la crítica necesaria que sustenta el espejismo de que en su país se permite realmente la disidencia.

6. Población

“(…) Los árabes constituirán la mayoría de la población de Israel en 2040 o 2050” (si contamos a los habitantes de Gaza y Cisjordania esto sucedería antes). Creo que la mayoría de la población del Estado no fuera judía podría tener cierta importancia para Israel”.

Totalmente de acuerdo. Otro tanto sucederá si la población española en 2040 es mayoritariamente seseante, o mulata, o musulmana, o numeraria del Opus Dei. Los cambios que se den evidentemente van tener un efecto en la lengua que hablemos, las tradiciones que tengamos, las instituciones que fundemos, el sistema político que nos rija, etc. Pero aquí no se está aludiendo al hecho conocido de que desde el albor de los tiempos las poblaciones siempre muden, sino a que esa transformación ponga en peligro la existencia del status quo, asumiendo que éste es consustancial al lugar, y que debe permanecer por encima de quién habite ese espacio en mor de mantener una identidad fija, determinada, pura.

Insisto. No sé si ve el alcance de estas tesis segregacionistas. En todo caso, podrían leer “An honest proposal” de Swift para tomar ideas de qué hacer con esos cuatro niños musulmanes de más que les sobran en las cuentas.

7. Manifestaciones

“¿La gente sobre la que han caído cohetes durante estos años estaba en realidad en otra parte? Entonces, es verdad, no tenían de qué preocuparse; los cohetes Qassan no podían darles. Supongo que los que están en Palestina en cuerpo y alma son los que comparan Israel con la Alemania nazi en las calles de las ciudades españolas”.

Comparar a Israel con la Alemania nazi no es una tarea difícil, hay muchos pensadores judíos que lo hacen abiertamente. En cuanto a los cohetes y las bajas, los datos de los informes de AI son bastante claros sobre qué población ha sufrido mayores bombardeos y cuál ha sido el Estado que ha realizado más ataques ha realizado sobre la población civil, y en esa relación los israelíes en su conjunto no salen retratados precisamente como las víctimas.

No creo que Oz ni Grossman debieran haber perdido a alguien querido nunca, como tampoco me alegra la desgracia de esa mayoría de anónimos asesinados que usted se obstina en ignorar y que son víctimas de la doctrina de la seguridad de Israel.

Y por último, no vivo en España, de modo que no he participado en ninguna de las manifestaciones que alude, aunque sí que conozco a amigos míos que seguramente han acudido y que estaban en cuerpo y alma en Beirut cuando Olmert ordenó bombardear todo un país a causa del secuestro de dos soldados (o “vamos a bombardear Bilbao porque ETA tiene a un empresario secuestrado en algún lugar”). Por cierto, mis amigos son como yo, profesores del español, es decir, terroristas potenciales.

Un saludo cordial,
Pedro Navarro Serrano
(sisamon@hotmail.com)

d. -

Estimado Pedro,

gracias por su comentario y sus visitas.

Mi texto, en el que se dice que la invasión de Gaza es desmedida y brutal, hablaba del tratamiento del conflicto en algunos medios de comunicación españoles. En esas versiones, se informa de la violencia de los ataques israelíes, pero apenas se menciona a Hamás, y a menudo se muestra una visión idealizada y romántica de los palestinos.
1. Evidentemente, no pretendo comparar a los niños musulmanes con organizaciones terroristas ni países enemigos. Ni tampoco los señalo como quinta columna. Digo que Israel tiene amenazas para su seguridad, por un lado. Y por otro lado, que la tasa de natalidad de los árabes israelíes es superior a la de los judíos israelíes: entre cuatro y cinco hijos por mujer frente a dos o tres. Como veo que le gusta, cito un artículo de Benny Morris en el New York Times –hoy lo reproduce El País- que dice que si eso sigue así, “los árabes constituirán la mayoría de la población de Israel en 2040 o 2050” (si contamos a los habitantes de Gaza y Cisjordania esto sucedería antes). Creo que que la mayoría de la población del Estado no fuera judía podría tener cierta importancia para Israel.

2. Israel es una democracia parlamentaria, con separación de poderes y sufragio universal. Sus medios de comunicación critican las actuaciones del Gobierno. Hay partidos árabes israelíes que se presentan a las elecciones. Ahora, el Comité Central de Elecciones ha prohibido que se presenten dos partidos, Ta’al y Balad, a los que se acusa de colaborar con organizaciones terroristas y no reconocer el derecho de Israel a existir. La propuesta fue de la extrema derecha, y el voto fue aprobado por unanimidad, pero ha encontrado críticas, por ejemplo, en el partido laborista. La decisión se va a llevar al Tribunal Supremo. No me parece una decisión acertada, pero no es la primera vez que una democracia prohíbe la concurrencia en unas elecciones de un partido político.
En la Declaración de Independencia, Ben Gurión leyó: "Llamamos a los habitantes árabes del Estado de Israel a preservar el camino de la paz y jugar su rol y su parte en el desarrollo del Estado, sobre las bases de una completa e igualitaria ciudadanía, y debida representación en todos los cuerpos e instituciones, provisionales y permanentes". Israel es un estado judío, pero allí viven más de un millón de árabes; también hay cristianos y drusos, por ejemplo. También hay que recordar que entre 1948 y 1967 Gaza y Cisjordania estuvieron bajo el dominio de Egipto y Jordania, que no mostraron interés en crear un estado palestino.
Israel comete agresiones y violaciones de los derechos humanos: por supuesto, son absolutamente rechazables; y se publican en medios israelíes y de todo el mundo. En el post hablo de ellas, y también critico que no se deje entrar a los periodistas en la Franja de Gaza.

3. Ése es uno de los asuntos del artículo: en muchos de los textos sobre el conflicto, no se habla de los propósitos de Hamás. E incluso se han alzado gritos de apoyo a este movimiento en Barcelona, Madrid o Zaragoza, a veces desde posiciones consideradas progresistas. Así que, aunque ya digo al comienzo del artículo lo que pienso de la invasión de Gaza, me parece adecuado hablar de la ideología de Hamás. Cito sus estatutos, lo que asumen sus miembros (a juzgar por las crónicas de Muñoz, hay posiciones aún más extremas). No cito declaraciones, sino los principios del movimiento. Ha habido declaraciones repugnantes de políticos israelíes, por supuesto. También hay en Israel racismo y la idea de un “Gran Israel” ha tenido mucha fuerza. Muchas veces Israel no se ha mostrado dispuesto a negociar, y retuvo Gaza y Cisjordania demasiado tiempo. Pero también ha habido voces que han invitado a un acuerdo, a reconocer el sufrimiento de los palestinos; además los partidos políticos israelíes, la sociedad civil y el estado no tienen como objetivo principal la destrucción de los palestinos. Creo que citar los estatutos de Hamás también sirve para recordar que éste movimiento islamista es un gran obstáculo para la paz.

4. Tiene usted razón, Israel es el país que más resoluciones de la ONU ha incumplido. Pero creo que atacar a Hamás no es lo mismo que defender a Israel, y que, por otra parte, no se puede hacer una equivalencia moral entre un movimiento terrorista y fundamentalista que busca deliberadamente matar a civiles y las actuaciones militares de Israel. Por otra parte, creo que no ha entendido bien esa parte del artículo. Digo que Hamás atribuye a sus enemigos las dos Guerras Mundiales, la creación de la Liga de Naciones, la ONU y hasta la masonería. No hablo de la relación de Hamás o Israel con la ONU, sino del antisemitismo de Hamás. Precisamente, el hecho de que Israel haya incumplido resoluciones de la ONU pone aún más de manifiesto la sinrazón de Hamás. Según la argumentación del movimiento, Israel controla la ONU, que critica su actuación con dureza.

5. En Camp David, Israel estaba dispuesto a hacer concesiones. Para llegar a un acuerdo, los palestinos también tenían que hacerlas. El mayor conflicto era el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares. “El líder palestino demostró ser inmune al argumento de que sería la mejor oferta que jamás recibiría”, cuenta Fraser, que asegura “la cumbre de Camp David se ha considerado como una de las más claras oportunidades desperdiciadas para resolver el conflicto”. Fue una de las mayores derrotas de Bill Clinton, que lo cuenta en sus memorias. Creo que lo que ha sucedido después demuestra que Arafat perdió una gran oportunidad.

6. No la vi. Que yo sepa, en el artículo sólo hago un matiz sobre la primera Guerra Palestino-Israelí y sobre Guerra de los Seis Días: un ataque israelí después de que sus vecinos acumularan tropas en las fronteras. Explico cómo estallaron. Podría haber citado algunas declaraciones de líderes árabes anteriores a la Guerra: Nasser dijo: "La meta árabe es la eliminación de Israel", y
"Creo que el mal [Israel] plantado en el corazón del mundo árabe debe ser
erradicado". El Ministro de Defensa sirio había dicho: "Nunca pediremos ni aceptaremos la paz. Sólo aceptaremos la guerra.
Estamos dispuestos a empapar esta tierra con vuestra sangre, a expulsaros,
agresores, arrojaros al mar". El presidente Aref de Iraq declaró: "La existencia de Israel es un error que debe ser rectificado. Esta es
nuestra oportunidad de borrar la ignominia que sufrimos desde 1948. Nuestro
objetivo es claro: borrar a Israel del mapa". Ahmed Shukairi, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, declaró: "Esta es una lucha por la patria: es o nosotros o los israelíes. No hay
término medio. Los judíos tendrán que irse de Palestina. Les facilitaremos
el regreso a sus países de origen. Los pertenecientes a la antigua población
judía de Palestina podrán quedarse, si sobreviven. Pero mi impresión es que
ninguno sobrevivirá".
El artículo analiza cómo cuentan las cosas algunos medios en España, y simplemente contesta algunos puntos. No hablo de las demás guerras de Israel, de las espantosas masacres de Sabra y Chatila (donde el Ejército Israelí, que controlaba los dos campos de refugiados, permitió que los falangistas libaneses entrasen, y asesinaran a centenares de hombres, mujeres y niños indefensos; una tragedia que forzó la dimisión del ministro de Defensa, Ariel Sharon, y marcó el fin de la aventura libanesa de Israel), ni de los atentados suicidas cometidos por Hamás o Yihad Islámica en cafeterías y autobuses. Tampoco hablo mucho de los asesinatos de Hamás a miembros de Al Fatah, por ejemplo, ni del abandono de los palestinos por parte de muchos países árabes, o de los centenares de palestinos que murieron en las batallas contra Jordania en septiembre de 1970.

7. Los dirigentes de Al Fatah se han quedado buena parte del dinero que les concedían para aliviar la situación de los refugiados. Eso está demostrado y me parece especialmente horrible, porque su causa es la defensa de los intereses de los palestinos: se han aprovechado de los réditos electorales de la miseria y han contribuido a la pobreza de la gente a la que defienden. Los políticos corruptos israelíes tienen que rendir cuentas ante sus electores y ante la justicia. Según el índice Transparency International, que va de menos corrupto a más corrupto, Israel está en el puesto 33. España está en el 28, Italia en el 55, Grecia en el 57.

8. Seguramente usted hace contribuciones importantes en su clase. Contra el fanatismo es un libro que explica muy bien la tragedia de Oriente Medio: Oz dice que es un conflicto en el que las dos partes tienen razón (“No es una lucha entre el bien y el mal, más bien lo considero una tragedia en el sentido más antiguo y preciso del término: un choque entre derecho y derecho, entre una reivindicación muy convincente, muy profunda, muy poderosa y otra reivindicación muy diferente pero no menos convincente, no menos poderosa, no menos humana”), y que no se puede llegar a la amistad, sino a la paz, y que para eso las dos partes deben hacer concesiones dolorosas. Amos Oz apoya públicamente la solución de los dos estados desde 1967, y fue uno de los fundadores del movimiento Paz Ahora. Ha defendido por escrito los derechos de los palestinos y ha sostenido posiciones impopulares en su país. También dice que Israel tiene derecho a defenderse. Unas líneas más arriba habla de declaraciones ominosas de los políticos israelíes. Yo pensaba que esas declaraciones que usted menciona le parecen importantes. Sin embargo, lo que digan algunos intelectuales israelíes a favor de la paz le parece irrelevante. Yo creo que las palabras importan. No sé si usted cree que tienen valor o no, o si sólo cuando apoyan sus tesis.
Pienso que hay otras formas de buscar el entendimiento que ponerse delante de un tanque. Y que a veces pueden ser más efectivas. No he conocido a muchos cooperantes del AECI, así que en esa parte me abstengo.
”Oz no necesita irse, ya que los isralíes se fueron hace mucho tiempo de Oriente Medio, de las resoluciones de la ONU, de este siglo y el pasado, y se embarcaron en ese proyecto de estado exiliado de la realidad circundante y ahora sustentado por muros físicos”. ¿En serio? ¿Los israelíes no viven en Oriente Medio? ¿Oz, que luchó en la Guerra de los Seis Días y en la Guerra del Yom Kippur, tampoco sabe de lo que está hablando? ¿La gente que vive en Tel Aviv, en Sredot o en Neguev (como Oz) no está allí? ¿David Grossman, que perdió a un hijo en la invasión de Líbano en 2006, tampoco está allí? ¿La gente sobre la que han caído cohetes durante estos años estaba en realidad en otra parte? Entonces, es verdad, no tenían de qué preocuparse; los cohetes Qassan no podían darles. Supongo que los que están en Palestina en cuerpo y alma son los que comparan Israel con la Alemania nazi en las calles de las ciudades españolas.

Un saludo,
d.

Anónimo -

Estimado Daniel,

Leo con asiduidad e interés su blog, por eso me permito escribirle este post un poco extenso.

1. (Israel) "se ve amenazado: por Hamás y Hezbollá, por Siria e Irán (que propuso borrar el país del mapa e intenta conseguir armas nucleares) y por la propia demografía: los árabes israelíes tienen más hijos que los judíos israelíes".

Esto de dividir a ciudadanos de un mismo país en leales y otros bajo sospecha, de comparar a los niños israelíes musulmanes con organizaciones terroristas o países enemigos quizás se deba a que de tanto citar al New York Times se le ha colado sin darse cuenta, o incluso que realmente lo crea. El asunto es interesante, porque si Israel arrasara a todos sus enemigos, qué haría con los niños musulmanes, dónde los colocaría, detrás de qué muro, en qué barrio diferenciado. Insisto: no sé si puede apoyar esta idea y si se da cuenta de su alcance.

2. Si usted quiere mantener el mito de que Israel es un estado democrático, dígalo. Acaban de ilegalizar dos partidos políticos musulmanes que no defendían la violencia sólo por no apoyar los ataques de estas semanas, y existe un régimen de negación sistemática de libertades
básicas, como la mantener el derecho de residencia después de vivir temporalmente en el extranjero, o el de recibir indemnizaciones por la expropiación arbitraria de terrenos, derechos que se niega a esos israelíes musulmanes que usted señala como quinta columna. Existen vídeos en los que se demuestra la violencia injustificada de los militares israelíes y numerosos testimonios de miembros de organizaciones intenacionales al respecto, podría incluir el informe anual de AI, por ejemplo. Entonces, leería abusos y amenzas recibidas por periodistas, cooperantes, mèdicos, o profesores extranjeros que van temporalmente a intentar paliar la situación de los habitantes de Gaza y Gisjordania. Leería, por ejemplo, como a los responsables de una organización española llamada IEPALA se les retuvo ilegalmente en el aeropuerto de Tel Aviv y se les expulso sin ningún motivo justificado cuando pretendían ir a Ramala a ejercer de testigos internacionales del cerco y bombardeo de la presidencia de la Autoridad Palestina. Pero esa información a Israel no le apetece que se difunda ni a usted tampoco.

3. Cita documentos de Hamás con profusión por si teníamos duda de su ceguera, pero para que su relato fuera completo podría añadir la extensa bibliografía de declaraciones no menos ominosas de políticos israelíes que, en muchos casos, rebajan la naturaleza de los palestinos a los de simples bestias. Santiago Alba Rico hizo una recopilación de estas perlas para Rebelión que se encuentra disponible en algún lugar de la red.

4. Resulta casi grotesco que ataque a Hamás, o defienda a Israel - como usted prefiera -poniendo sobre la mesa el concepto que unos u otros tienen de la ONU. Hamás es cierto que ni siquiera considera este u otros documentos fundacionales del derecho internacional moderno. Israel tampoco. Desde su fundación, es el país que más resoluciones ha infringido de la ONU.

5. Resume las divergencias y propuestas tratados en Camp David con un reduccionismo temerario. Y nuevamente omite: hablemos de los refugiados, qué consideraba cada parte que es un refugiado, y cuántos palestinos expulsados iban a poder volver con Camp David. O hablemos de qué policía y ejército iba a establecer los controles de vías de acceso y el orden en esa capitanía de Jerusalem, para ver si era una capitanía o un teatro de títeres.

6. El otro día, en Telemadrid, pude oir una justificación de la invasión de Bahía Cochinos bastante particular: sus explicaciones cartesianas del origen de la Guerra de los Seis Días y la larga pléyade de invasiones israelìes a sus vecinos no son menos parciales. Quizá queda que nos explique qué sucedió en Sabra y Chatila, y qué hicieron los habitantes de estos lugares para merecer su ajusticiamente como en Srbenica.

7. Habla del dinero extranjero desperdiciado y de la corrupción de Hamás y de Al Fatah, hechos que nadie pretende negar. Pero nuevamente la omisión dirige al lector a crearse una opinión muy concreta que no corresponde a la realidad. Podría hablar de la corrupción endémica en el Likud, de los casos dentro del gabinete de Olmert, o del uso "a la Bush" que Olmert hace de las incursiones en otros países cuando las encuestan no le favorecen, pero no lo considera necesario.

8. En cuanto a Oz, no crea que le tengo una especial inquina, más al contrario. Sin embargo, creo que decir que este señor ha hecho mucho por la paz es tanto como decir que yo hago diariamente grandes contribuciones al nivel A1.1, que es la clase de español a extranjeros que mañana impartiré.
¿Una aportación a la paz y a la libertad? La del estudiante chino que trataba de impedir con su cuerpo que los tanques entrasen en la plaza de Tiananmeng. Igual podría valer como idea a los intelectuales isralíes que se duelen amargamente de las invasiones de su ejército.

Quizás la diferencia entre su aprecio y mi especticismo se debe al concepto de intelectual que maneja Oz, que deriva de la definición sartriana, y es el de aquel que describe una sociedad en la que en realidad no vive, y señala unos problemas que en realidad no le tocan, y desde esa atalaya infranqueable, prescribe y pretende que le hagan caso.

Los intelectuales de cuño sartriano se parecen extrañamente a los algunos cooperantes del AECI del mundo neoliberal. Con ambos comparto recepciones consulares en las que, como antes comentaba, me cuentan realidades con las cuales tienen una implicación vaga, y que van conociendo poco a poco, según llegan las nóminas o el pago de artículos en diarios internacionales. De cualquier modo, cuando las cosas se ponen feas o cuando ya es un tema que no suena son los primeros en irse. Dejan sus Gorazdes, sus Bosnias, sus favelas y sus proyectos del MST.

Oz no necesita irse, ya que los isralíes se fueron hace mucho tiempo de Oriente Medio, de las resoluciones de la ONU, de este siglo y el pasado, y se embarcaron en ese proyecto de estado exiliado de la realidad circundante y ahora sustentado por muros físicos.

Finalmente, abuso de la hospitalidad de su blog y le hago estos comentarios tan extensos porque me parece muy interesante, con todos los tics y diferencias que puedan existir, aunque evidentemente, entiendo que cada uno pueda publicar lo que le da la gana, y aún más en su blog personal.

Pedro Navarro Serrano
(sisamon@hotmail.com)