CAMBIAR DE IDEA
1.
Escribe Shaun de Waal:
"JM Coeetze, que parece dar ‘gritos’ para la portada con mucha alegría estos días, dice que The Literature Police: Apartheid Censorship and its Cultural Consequences de Peter D McDonald (Oxford) es ‘una lectura indispensable si queremos comprender las fuerzas que formaron y deformaron la producción literaria en Sudáfrica durante la época del apartheid’. En este caso, es una evaluación correcta.
En otro ‘grito’, Antjie Krog llama al libro ‘una pequeña Comisión de la Verdad y la Reconciliación de la literatura sudafricana’. En lugar del testimonio personal directo de los afectados por la censura del apartheid, McDonald ha abierto el archivo del Consejo de Control de Publicaciones y el Consejo de Apelaciones de las Publicaciones en sus variadas encarnaciones y ha seguido su a menudo tortuoso razonamiento. También da un detallado e iluminador recuento de casos estudiados detalladamente sobre los censores y escritores como Coetzee, Nadine Gordimer, Es’kia Mphahlele y los escritores de la Conciencia Negras de los años 70.
[…]
Como ilustra McDonald, a menudo simplemente los censores no entendían lo que sucedía en obras particulares. Les molestaba la Sofía de la novela breve Mrs Plum (1974) de Mphanhlele, sin darse cuenta de que el perro en cuestión se llama Malan, seguramente a partir del líder del Partido Nacional. Una censora, Rita Scholtz, pensó que Michael K, de Coetzee, recibía un ‘cunnilingus’. (Y extrañamente, otra censora, Anna Louw, compartía el nombre con un personaje africaner y comunista de la novela de Gordimer Un mundo de extraños. Seguramente, la Anna Louw de Gordimer estaba basada en su amiga Bettie du Toit, pero, ¿fue una provocación deliberada o una broma accidental?).
Coetzee nunca recibió lo que llamó la ‘insignia de honor’ que una prohibición durante la era del apartheid habría significado, pese a los problemas que sus novelas causaron a los censores. Como miembros de la izquierda de los años 80, estaban confusos sobre las ideas políticas que transmitían sus novelas.
McDonald muestra cómo ese contexto dio forma al sentido de la rivalidad discursiva de la ficción con la historia. Da mucha información sobre la propia y delicada danza de Coetzee con la censura, incluyendo el hecho poco conocido de que, como un joven académico con las calificaciones adecuadas y varios idiomas, Coetzee decidió probar el sistema pidiendo un trabajo como lector para la censura. (Lo rechazaron ‘sin explicaciones’.)
El caso de Coetzee demuestra una vez más los problemas de lectores de la censura. Esperando a los bárbaros, que McDonald llama ‘el experimento más abstracto de Coetzee en anti-realismo’, causó dificultades. Un censor contaba ejemplos de las palabras joder (ocho) y mierda (seis) antes de señalar que la novela no sucede ‘en ningún lugar cerca de Sudáfrica, y no hay populacho blanco’ –lo que significaba que era pasable".
2.
“Sé exactamente lo que quiero”, dice Yasmina Reza. Pero al minuto de responder una pregunta, quiero cambiar de idea”.
3.
Obama ganó casi 2,5 millones de dólares en derechos de autor en 2008.
4.
La crisis en España según Le Monde: “Cierran los restaurantes, abren las librerías”.
La proporción de los que leen frecuentemente, dos veces a la semana, ha pasado del 36% al 41 % en 2000. La media de visitas a las bibliotecas por habitante y año es de 1,98. En Europa, de 4,9.
5.
Joshua Kurlantzick se pregunta cómo afectará la crisis a los regímenes autoritarios.
“Ni a corto plazo ni a largo plazo las cosas pintan bien para Moscú, Pekín y los demás autócratas. En el futuro próximo, sus economías descenderán severamente y probablemente Rusia caerá en una recesión severa. En China, muchos analistas creen que el desempleo se subirá a su nivel más alto en una década. El crecimiento caerá bajo 8 entradas, el número mágico para que siga habiendo bastantes trabajos para todos los que se incorporan a la fuerza de trabajo de China. […]”
6.
Sana Krasikov gana el Sami Rohr Prize for Jewish Literature por su primer libro de relatos, One More Year.
7.
Los búlgaros votan en un programa de televisión el libro preferido de su literatura: Bajo el yugo, escrito por Ivan Vazov en 1893.
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