CONSPIRACIÓN Y COMIDA
1.
David Aaronovitch acaba de publicar un libro sobre las teorías de la conspiración: Voodoo Stories: The Role of Conspiracy Theory in Shaping Modern History: Christopher Hart escribe:
“En su introducción a su inteligente y totalmente disfrutable estudio de las modernas teorías de la conspiración, David Aaronovitch cita al gran historiador británico, Lewis Namier: ‘El principal logro del estudio histórico es un sentido histórico, una comprensión intuitiva de cómo no ocurren las cosas”. Es precisamente el sentido del que carecen los teóricos de la conspiración. En su lugar tienen un supuesto conocimiento superficial y adolescente, que no se parece en nada al conocimiento verdadero y ordenado, por no mencionar el tipo de visión instintiva que postulaba Namier”.
“Voodoo Histories es, sin embargo, mucho más que una prolongada burla de la locura humana, aunque eso siempre sea un pasatiempo innoble pero muy divertido. También es una investigación seria sobre el atractivo de las teorías de la conspiración, y las hipótesis de Aaronovitch son consistentemente razonables, persuasivas y humanas. []
Las teorías de la conspiración pueden ser psicológicamente necesarias, sugiere Aaronovitch. Como ciertos tipos de drogadicción, esas creencias pueden ser una automedicación contra un desorden más profundo: la desesperada sensación de que nada tiene sentido. Describe las teorías de la conspiración como ‘historia para perdedores’, con más piedad que desdén. Atraen sobre todo a aquellos a quienes la ‘modernidad ha dejado atrás’, y para el usuario son ‘tranquilizadoras’. Son paranoia inherente es una tirita que ‘disfraza el verdadero desastre, el a menudo bien fundado miedo a que nadie piense en ellos’.”
Aquí, una reseña de A. C. Grayling.
2.
Una entrevista con Carol Ann Duffy, que será la primera poeta laureada del Reino Unido. Entre sus antecesores están John Dryden, William Wordsworth, Alfred Lord Tennyson, Cecil Day-Lewis, Ted Hughes o Andrew Notion. Philip Larkin se negó a aceptarlo. Carol Ann Duffy dice que no tiene nada que ver con Larkin “salvo que los dos somos lesbianas”.
3.
Rafael Azcona decía que en las buenas películas la gente tenía que comer. Geoff Nicholson repasa algunos menús novelescos –uno de los más asquerosos, es el de Moby Dick, donde hasta los vasos de leche sabían a pescado, y también cuenta:
“Según el amigo y biógrafo de Kafka Max Brod, hubo una época en los años 20 en la que Kafka consideró, o al menos fantaseó, con abrir un restaurante con su amante Dora Diamant, que era, aparentemente, una cocinera excelente. Kafka sería el camarero: qué distinta habría sido la historia de la literatura del siglo XX si Dora hubiera puesto algo de carne esos secos huesos checos. Puede que siguiéramos teniendo El proceso, pero quizás también Las mejores recetas de Franz Kafka.
Estaría en buena compañía. Hoy, no sólo tenemos The Alice B. Toklas Cookbook, una memoria literaria y un libro de recetas y fuente para el tristemente célebre dulce de leche de Brion Gysin (no brownie, como suele decirse), sino también Dining With Marcel Proust [Cenando con Marcel Proust], Tea With Jane Austen [Té con Jane Austen], y al menos cuatro libros de cocina inspirados por Sherlock Holmes; también hay un libro llamado The Joyce of Cooking (como en James), un título tan bueno que si se te ocurre no te queda otro remedio que escribir el libro.”
4.
Cynthia Crossen escribe sobre las malas críticas, y cita esta frase Richard Porson sobre los poemas románticos de Richard Porson: “Serán leídos cuando Homero y Virgilio hayan sido olvidados –pero no antes”.
“Sin embargo”, dice, “los mejores críticos dan una impresión de generosidad. Como escribió el inglés Stephen Potter, la misión del crítico ‘es mostrar que eres realmente tú el que debería haber escrito el libro, si hubieras tenido tiempo, y, como no has podido, estás contento de que alguien lo haya hecho, aunque podría haberse hecho mejor’”.
5.
Amos Oz cumple hoy 70 años. Hace unas semanas Haaretz se adelantaba con varias piezas: un perfil de Yehoshua, un artículo Haim Be’er y esta entrevista con Maya Sela.
En la imagen, Monroe y los Kennedy.
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