PREDRAG MATVEJEVIC
Umberto Eco, Michaël Foessel, Donatien Grau, Nedim Gürsel, Gilles Hertzog, Bernard-Henri Lévy, Claudio Magris, Olivier Py, Salman Rushdie, Peter Sloterdijk y Pierre Zaoui firman este texto:
“El 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic quizá duerma en la cárcel: un destino muy extraño para un profesor universitario, que ha dado clase en la Sorbona, y cuyo único delito es la expresión de opiniones demasiado afiladas.
El 3 de octubre de 2005 comenzaron las negociaciones para la entrada de Croacia en la Unión Europea. Por una coincidencia -¿pero es así realmente?-, apenas un mes después, el 2 de noviembre, Predrag Matvejevic, un intelectual croata del más alto nivel, fue condenado por el Tribunal Municipal de Zagreb a dos años de prisión, con cinco meses sin remisión, por difamación. Irónicamente, el mismo Predrag Matvejevic Predrag había ocupado en 1997 la cátedra europea del Collége de France...
Entonces, la prensa internacional, especialmente la italiana y la francesa, se movilizó en favor de este profesor, especialista en literatura comparada, y de valientes decisiones políticas. Nacido de madre croata y católica y de padre de origen judío y ruso, en 1991 tomó partido por Bosnia, de mayoría musulmana, contra los nacionalistas serbios y croatas que soñaban con despedazarla.
Una posición que no era fácil en el momento: insultos, difamaciones de todo tipo, su casillero en la Universidad de Zagreb -donde dirigía los estudios de literatura francesa- fue ametrallado. Así comenzó un exilio que lo llevó de París a Roma y Trieste.
Durante todas las guerras sangrientas en la antigua Yugoslavia, y más tarde, luchó sin descanso contra el nacionalismo, contra el extremismo, contra los partidarios de la línea dura en todas partes y de todos los orígenes, expresando su amor por un Mediterráneo fraternal y pacífico, en libros tan conocidos como Breviario mediterráneo, traducido a más de veinte idiomas, y convertido en un clásico (Destino, 2008).
Como parte de su lucha por una visión alternativa de la antigua Yugoslavia, por el trabajo de la memoria y contra los estragos que provocó la limpieza étnica, en 2001 fue a Sarajevo invitado por el Centro André Malraux y los equipos de Arte. Y a partir de esa estancia escribió un texto que apareció en el diario croata Jutarnji List, y tituló “Nuestros talibanes”.
Este texto forma parte de la tradición literaria de los relatos de viaje, pero con la melancolía de quien se encuentra en el escenario de una tragedia que intentó prevenir. Y, al hilo de la reflexión, hay unas líneas que cuestionan la actuación de varios escritores croatas ultranacionalistas a los que Predrag Matvejevic atribuye una parte de responsabilidad en los desastres de la ex Yugoslavia.
Uno de ellos, un poeta de profesión, que se consideraba difamado por la apelación de “talibanes cristianos” (el título con el que el artículo apareció en Italia), denunció al autor ante el Tribunal Municipal de Zagreb. Y como en Croacia la difamación sigue siendo un delito punible con la cárcel, el intelectual croata fue condenado a una pena de prisión.
Juzgando la sentencia injusta e indigna de un estado de derecho, reivindicando la libertad de opinión y rebelándose, en una palabra, contra lo que él llama un "crimen de metáfora," se negó a apelar. Ante las críticas internacionales, el propio Primer Ministro croata dijo que él personalmente se oponía a la ejecución de la sentencia. El Tribunal de Casación apeló ante el Tribunal Supremo de Croacia, y hace apenas un mes este último emitió su veredicto y confirmó la sentencia del Tribunal de Primera Instancia: el 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic dormirá en prisión.
¡Qué extraño es el destino de esta mente enciclopédica y multilingüe! ¡Qué escándalo para el George Steiner croata (como lo llamaban en sus inicios en Francia)! ¡Qué extraño destino para este intelectual europeo, cuyos escritos inspiraron a Sartre y muchos otros! Su lucha, en la historia sombría del siglo XX, siempre ha sido la de un espíritu libre y comprometido, en la tradición de Sartre –una tradición que conocía bien. Su valor honra el espíritu europeo que, al mismo tiempo, se ha deshonrado de forma metódica. Y, sin embargo, el 28 de julio, a sus 78 años, Pedrag Matvejevic dormirá en prisión.
"No se encarcela a Voltaire", dijo el general de Gaulle hablando de Jean-Paul Sartre. Por supuesto. Pero ¿podemos permitir que vaya a la cárcel Predrag Matvejevic, inspirado por el legado y Sartre y Voltaire? ¿La legislación de Croacia y la forma en que se aplica son compatibles con las exigencias del derecho moderno y la libertad de expresión que respetan las democracias?
¿Es aceptable que, en un país que está tan cerca de entrar en la Unión Europea, una persona culpable del único delito de haber hablado públicamente en contra de un poeta cuyas posiciones ultranacionalistas conocía todo el mundo pueda ser tratado como un criminal? ¿Y esta reliquia del pasado autoritario de Yugoslavia puede ser soluble en Europa?
A la espera de que encontremos una respuesta a estas preguntas, el 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic dormirá en la cárcel”.
Actualización: La condena ha sido anulada. Matvejevic agradeció la movilización internacional, especialmente en Le Monde y la prensa italiana, y el apoyo de sus lectores.
Umberto Eco, Michaël Foessel, Donatien Grau, Nedim Gürsel, Gilles Hertzog, Bernard-Henri Lévy, Claudio Magris, Olivier Py, Salman Rushdie, Peter Sloterdijk y Pierre Zaoui firman este texto:
“El 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic quizá duerma en la cárcel: un destino muy extraño para un profesor universitario, que ha dado clase en la Sorbona, y cuyo único delito es la expresión de opiniones demasiado afiladas.
El 3 de octubre de 2005 comenzaron las negociaciones para la entrada de Croacia en la Unión Europea. Por una coincidencia -¿pero es así realmente?-, apenas un mes después, el 2 de noviembre, Predrag Matvejevic, un intelectual croata del más alto nivel, fue condenado por el Tribunal Municipal de Zagreb a dos años de prisión, con cinco meses sin remisión, por difamación. Irónicamente, el mismo Predrag Matvejevic Predrag había ocupado en 1997 la cátedra europea del Collége de France...
Entonces, la prensa internacional, especialmente la italiana y la francesa, se movilizó en favor de este profesor, especialista en literatura comparada, y de valientes decisiones políticas. Nacido de madre croata y católica y de padre de origen judío y ruso, en 1991 tomó partido por Bosnia, de mayoría musulmana, contra los nacionalistas serbios y croatas que soñaban con despedazarla.
Una posición que no era fácil en el momento: insultos, difamaciones de todo tipo, su casillero en la Universidad de Zagreb -donde dirigía los estudios de literatura francesa- fue ametrallado. Así comenzó un exilio que lo llevó de París a Roma y Trieste.
Durante todas las guerras sangrientas en la antigua Yugoslavia, y más tarde, luchó sin descanso contra el nacionalismo, contra el extremismo, contra los partidarios de la línea dura en todas partes y de todos los orígenes, expresando su amor por un Mediterráneo fraternal y pacífico, en libros tan conocidos como Breviario mediterráneo, traducido a más de veinte idiomas, y convertido en un clásico (Destino, 2008).
Como parte de su lucha por una visión alternativa de la antigua Yugoslavia, por el trabajo de la memoria y contra los estragos que provocó la limpieza étnica, en 2001 fue a Sarajevo invitado por el Centro André Malraux y los equipos de Arte. Y a partir de esa estancia escribió un texto que apareció en el diario croata Jutarnji List, y tituló “Nuestros talibanes”.
Este texto forma parte de la tradición literaria de los relatos de viaje, pero con la melancolía de quien se encuentra en el escenario de una tragedia que intentó prevenir. Y, al hilo de la reflexión, hay unas líneas que cuestionan la actuación de varios escritores croatas ultranacionalistas a los que Predrag Matvejevic atribuye una parte de responsabilidad en los desastres de la ex Yugoslavia.
Uno de ellos, un poeta de profesión, que se consideraba difamado por la apelación de “talibanes cristianos” (el título con el que el artículo apareció en Italia), denunció al autor ante el Tribunal Municipal de Zagreb. Y como en Croacia la difamación sigue siendo un delito punible con la cárcel, el intelectual croata fue condenado a una pena de prisión.
Juzgando la sentencia injusta e indigna de un estado de derecho, reivindicando la libertad de opinión y rebelándose, en una palabra, contra lo que él llama un "crimen de metáfora," se negó a apelar. Ante las críticas internacionales, el propio Primer Ministro croata dijo que él personalmente se oponía a la ejecución de la sentencia. El Tribunal de Casación apeló ante el Tribunal Supremo de Croacia, y hace apenas un mes este último emitió su veredicto y confirmó la sentencia del Tribunal de Primera Instancia: el 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic dormirá en prisión.
¡Qué extraño es el destino de esta mente enciclopédica y multilingüe! ¡Qué escándalo para el George Steiner croata (como lo llamaban en sus inicios en Francia)! ¡Qué extraño destino para este intelectual europeo, cuyos escritos inspiraron a Sartre y muchos otros! Su lucha, en la historia sombría del siglo XX, siempre ha sido la de un espíritu libre y comprometido, en la tradición de Sartre –una tradición que conocía bien. Su valor honra el espíritu europeo que, al mismo tiempo, se ha deshonrado de forma metódica. Y, sin embargo, el 28 de julio, a sus 78 años, Pedrag Matvejevic dormirá en prisión.
"No se encarcela a Voltaire", dijo el general de Gaulle hablando de Jean-Paul Sartre. Por supuesto. Pero ¿podemos permitir que vaya a la cárcel Predrag Matvejevic, inspirado por el legado y Sartre y Voltaire? ¿La legislación de Croacia y la forma en que se aplica son compatibles con las exigencias del derecho moderno y la libertad de expresión que respetan las democracias?
¿Es aceptable que, en un país que está tan cerca de entrar en la Unión Europea, una persona culpable del único delito de haber hablado públicamente en contra de un poeta cuyas posiciones ultranacionalistas conocía todo el mundo pueda ser tratado como un criminal? ¿Y esta reliquia del pasado autoritario de Yugoslavia puede ser soluble en Europa?
A la espera de que encontremos una respuesta a estas preguntas, el 28 de julio, a sus 78 años, Predrag Matvejevic dormirá en la cárcel”.
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