LOS HÉROES DE BUDAPEST
En los últimos meses de 1944, un grupo de diplomáticos de la legación española en Budapest, encabezado por Ángel Sanz Briz (Zaragoza, 1910 – Roma, 1980), salvó a unos tres mil judíos del exterminio. Arcadi Espada (Barcelona, 1957) ha dedicado cinco años a investigar el episodio. El resultado es el reportaje histórico ‘En nombre de Franco’, que parte de la idea de que la historia que cuenta es “menos importante que la de las masas enormes y mudas de cadáveres que nadie pudo salvar” y tiene dos objetivos principales. Por un lado, establecer que la actuación de Sanz Briz no fue una decisión personal, sino que seguía órdenes del gobierno franquista. El régimen, que había mantenido una “pasividad criminal” ante el genocidio, decidió realizar una operación de salvamento que no se limitó a Hungría. Había motivos políticos: la derrota de Alemania era inminente y el franquismo necesitaba el apoyo de la opinión pública internacional. Sanz Briz, el abogado Zoltán Farkas, la canciller Elisabeth Tourné (que llevaba años ofreciendo protección a los judíos) y Giorgio Perlasca actuaron con celo humanitario y ofrecieron pasaportes y refugio a los judíos en riesgo de deportación. El diplomático zaragozano estaba alarmado por la persecución antisemita: había alertado a su familia y a su gobierno, y acogió a unas setenta personas en las dependencias de la embajada española sin informar a sus superiores. Pero emprendió la operación de salvamento siguiendo las instrucciones del régimen.
‘En nombre de Franco’ es también un intento de hacer justicia a Sanz Briz, que había salvado a opositores a la República en el Madrid de la Guerra Civil. En 1949 habló de su actuación en Budapest en HERALDO, pero a lo largo de una exitosa carrera diplomática esa gesta cayó en el olvido. Los intereses políticos habían cambiado: España no reconocía al Estado de Israel y reivindicar la ayuda prestada a los judíos húngaros podía entorpecer las relaciones con los países árabes. En 1966, cuando Israel declaró a Sanz Briz Justo entre las Naciones, le pidieron que no aceptara (al parecer, la familia no se enteró de que había recibido la distinción hasta después de la muerte del embajador). Había además un problema de arquetipos. Se trataba de un “héroe diplomático”, y de un franquista que había salvado a judíos. Antes de ‘La lista de Schindler’ personajes como él no resultaban interesantes; no había una historia previa en la que pudieran encajar. Y estaba la figura de Giorgio Perlasca, que se había presentado como el héroe solitario de la embajada española y había desacreditado al zaragozano: ya en los años cuarenta decía haber salvado a 5200 personas y poco antes de morir declaraba que Sanz Briz había huido de Budapest, y que lo que le importaba de verdad era salvar a una amante, “una bellísima señora hebrea”. España era un país neutral para los alemanes, pero no para la URSS. Sanz Briz tenía permiso de sus superiores para abandonar Hungría, y lo hizo tres semanas antes de la entrada de los soviéticos (que asesinaron al embajador sueco Raoul Wallenberg, otro de los héroes de Budapest). Espada señala las inconsistencias de la versión de Perlasca y desactiva con brillantez su relato, usando abundante documentación, la ironía y el convencimiento de que, como escribía en ‘Raval. Del amor a los niños’ (Anagrama, 2000), “la verdad emerge de la sintaxis como el cadáver de un ahogado”.
‘En nombre de Franco’ es un reportaje vibrante y conmovedor sobre un episodio hermoso en medio de la barbarie. Supone el segundo acercamiento de Espada al Holocausto, tras ‘Aly Herscovitz’, un libro electrónico escrito junto a Segio Campos, Eugenia Codina, Marcel Gascón y Xavier Pericay, y diseñado por Verónica Puertollano, acerca de una novia de Josep Pla detenida en la redada del Velódromo de Invierno y fallecida en Auschwitz. El libro apunta a una historia de la relación entre el franquismo y el antisemitismo, recorre la literatura y el periodismo españoles de la época, y habla del papel de otros diplomáticos, como Casimiro Florencio Granzow de la Cerda, que documentó las atrocidades cometidas contra los judíos de Varsovia. Como otros textos de su autor, tiene un elemento de desmentido polémico y una tesis incómoda: a veces, la obediencia –incluso a un régimen siniestro como el franquista– no conduce necesariamente al mal. El proceso de escritura forma parte del libro, que está estructurado en tres capas: el texto, las fuentes y cronología, y unos códigos QR que permiten acceder a la documentación en internet. Como otras obras de Espada, es una reflexión, y una demostración, acerca de la escritura de la realidad, y un tratado sobre las tentaciones de la ficción: sobre sus atajos, su capacidad para contaminar la verdad. Como todos sus libros, tiene una intención moral, y ofrece el espectáculo de una inteligencia perspicaz y rigurosa íntimamente impulsada por un afán de justicia.
Arcadi Espada. En nombre de Franco. Los héroes de la embajada de España en el Budapest nazi. Espasa, Barcelona, 2013.
Esta reseña ha salido en Artes & Letras de Heraldo de Aragón. He tomado la imagen aquí.
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