LIBROS Y AÑOS
1.
El 4 de enero es el 50 aniversario de la muerte de Camus.
El 17 de enero se cumplen 150 años del nacimiento de Chéjov.
El 1 de marzo se celebran 200 años del nacimiento de Chopin
El 21 de abril, 100 años de la muerte de Mark Twain
El 2 de mayo, 150 años del nacimiento de Herzl.
El 9 de mayo, 150 años del nacimiento de J. M. Barrie.
El 30, 150 años del nacimiento de Albéniz.
El 5 de junio, 100 años de la muerte de O. Henry.
2.
Los 10 libros más caros que vendió Abebooks el año pasado: entre los autores, Piranesi, Lewis Carrol, Charles Darwin, Dickens y Barack Obama.
3.
Algunos momentos literarios del año:
Comportamiento menos digno:
Has matado mi libro en Estados Unidos, nada menos. Son dos años de trabajo tirados a la basura. (...) Te odiaré hasta el día de mi muerte y no te deseo más que cosas malas en tu carrera. Observaré con interés y regocijo en el sufrimiento ajeno. Alain de Botton, en respuesta al crítico que reseñó en The New York Times The Pleasures and Sorrows of Working.
Amante literario del año:
Todo lo que espero de ti es que aprendas a cocinar, que me sirvas sexualmente de tres a siete veces al día, nunca me interrumpas, me contradigas o reflexiones de ningún modo sobre la belleza de mi prosa, mi intelecto o mi persona. También tienes que jugar al fútbol, hockey y rugby. Carta de amor de John Cheever al futuro novelista Allan Gurganus, citada en la biografía de Cheever de Blake Bailey.
Mejor ludita:
P: ¿Manda mensajes?
Julian Barnes: No. Aprendí una vez, y mi mujer [Pat Kavanagh] y yo intentamos mandarnos mensajes cuando estaba en Estados Unidos. Pero no sabíamos que había que encender el teléfono móvil para recibirlos, así que ninguno de los mensajes llegó. Además, creo que mis pulgares son demasiado gordos.
P: Cuando dice ‘encenderlo para recibir un mensaje’...
A: Bueno, creo que si un mensaje viene y el teléfono no está encendido durante una hora o algo, el mensaje no llega. ¿No es así?
P: Creo que no. Entrevista en The Oldie reimpresa en Conversaciones con Julian Barnes.
Premio al autor más repelente:
[Patricia Highsmith] tenía 300 caracoles como mascotas. Bebía un cuarto de litro de ginebra al día. Consideraba el robo peor que el asesinato. Abandonó Estados Unidos para vivir en Europa por lo que llamaba ‘el problema negro’, con lo que no se refería ala discriminación de los negros, sino al movimiento de derechos civiles que defendía los derechos de los negros. Una invitada dejó una vez la ventana abierta; ella tiró dentro una rata muerta. Recogía las propinas abandonadas en las mesas de los restaurantes. Conducía 90 kilómetros para conseguir una cena de espagueti más barata. Llama al exterminio de Hitler ‘semicausto’, porque sólo la mitad de los judíos del mundo había muerto. Reseña de la biografía The Talented Miss Highsmith en The Huffington Post.
Mejor pregunta de entrevista:
Rudolf Freiburg: ¿Conoce la... doctrina de Bacon de las facultades de la mente, la razón, la memoria y la imaginación?
Julian Barnes: ¿Francis Bacon?
Freiburg: Sí, Sir Francis Bacon. Ve paralelismos entre las facultades de la mente y los campos del conocimiento humano. Así, la memoria corresponde a la historia, la razón a la filosofía, y la imaginación a la poesía o literatura. Y después dice: ‘Líbrate de la imaginación porque no sirve a ningún objetivo’. ¿Podría uno decir que, tratando el mundo como usted hace a vees en sus libros, uno puede observar una infiltración en la memoria de la imaginación, y que eso lleva a –espero que la pregunta no se esté complicando demasiado- infiltración de la imaginación en la historia?
Barnes: ¡Dios mío! La respuesta es: No sé. De Do You Consider Yourself a Postmodern Author?, reimpresa en Conversations with Julian Barnes
Peor poema de un político importante
‘El viento sopla en el pelo/ Años después, el mismo viento/ Qué pena: no hay pelo’, traducción de un haiku de Van Rompuy.
Más improbable enemigo de la droga
Sí, después de tomar peyote veía cangrejos todo el tiempo. Los llamábamos cangrejos pero realmente eran langostas. Me seguían por la calle, a clase... Me levantaba por la mañna y decía: ‘Buenos días, pequeños, ¿habéis dormido bien’. Decía: ‘Bueno, chicos, vamos a clase’, y estaban allí, en torno a mi mesa, absolutamente quietos, hasta que sonaba la campana. Jean-Paul Sartre hablando sobre su experiencia con las drogas, en un artículo del Sunday Times sobre Talking with Sartre, de John Gerassi.
Autor más olvidadizo
Mi marido no puede recordar ningún nombre. Debíamos llevar 10 años casados cuanod, en un aeropuerto, se encontró con un ex compañero de trabajo. Siguieron las presentaciones. ‘Esta es mi mujer, Elizabeth’, dijo mi marido. Yo –de forma un tanto inconveniente- dije que no era Elizabeth. Así que el ex compañero pensó que había otra mujer, Elizabeth, que estaba en otra parte. De una columna de Gill Hornby, también conocida como la señora de Robert Harris, en The Daily Telegraph.
4.
“Los libros raros provocan pasiones en los coleccionistas, que gastan tiempo y tesoros incalculable en su búsqueda. Algunos renunciar a sus escrúpulos, también.
Tomemos el caso de John Charles Gilkey, que robó volúmenes raros, muchos miles de millones de dólares, de tratantes frustrados en todo el país. En su compulsión y su compromiso erudito, Gilkey se desmarcaba de otros delincuentes, con quienes compartió un tiempo en la cárcel. Asistió a clases y visitó las bibliotecas para comprender mejor los autores y obras que pensaba encontrar y robar. Construyó una verdadera biblioteca de libros robados -primeras ediciones de clásicos infantiles, copias autografiadas de las grandes novelas como El alcalde de Casterbridge de Hardy y Hombre invisible, de Ralph Ellison. El valor de sus robos, y el paradero de muchos de sus libros, todavía no se conocen totalmente.
Quizá nunca lo hubieran atrapado si no fuera por la diligencia de Ken Sanders. Este librero de Utah con coleta, dueño de un establecimiento que también era un lugar de reunión contracultural, Sanders encontró una nueva vocación como un detective aficionado cuando se ofreció para trabajar como encargado de seguridad para la Asociación de Libreros Anticuarios de América. Mientras Sanders descubría los patrones de robos que finalmente lo llevaron a Gilkey, quedó tan absorbido por caza de la de su rival como lo hubiera hecho su buscase un libro del siglo XVII sobre las brujas, o un ejemplar firmado de Finnegan’s Wake.
Su búsqueda se cuenta en The Man Who Loved Books Too Much: The True Story of a Thief, a Detective, and a World of Literary Obsession (Riverhead), de Allison Hoover Bartlett. Su libro se sumergen en un mundo en el que los libros son objetos de meditación y deseo, y talismanes con poderes casi clásicos. Es tanto curioso como emocionante ver la lucha de estos bibliófilos en una época en el que el propio libro se encuentra en un torbellino económico, cultural y tecnológico”.
1 comentario
Miguel Mena -