SOCIEDAD
1.
Un perfil de la estupenda traductora Anne McLean, que ha traducido Enterrar a los muertos, Soldados de Salamina y La velocidad de la luz.
Dos libros traducidos por Anne McLean, Los informantes de Juan Gabriel Vásquez y Los ejércitos de Evelio Rosero, son finalistas del Premio Independent al mejor libro de ficción extranjero.
Dice Javier Cercas: “Anne es lo mejor que puede sucedernos en Inglaterra a los que escribimos en español”
2.
Nuria Amat, Carme Riera, Flavia Company y Mercedes Abad hablan de escritoras y el mundo literario en la revista Yo Dona.
Mercedes Abad opina que “no hay ningún aspecto en el proceso editorial en el que se nos haga menos caso que los hombres” y “hay tantas mujeres a quienes no se les presta atención como varones”. Pero, según Nuria Amat, no es así, entre otras razones porque “los escritores [hombres] se citan entre ellos, se apoyan y se respaldan”. Pese a que “hay mujeres que escriben mucho mejor que los hombres, sólo se hace caso a una autora si carece de ambición literaria. Entonces sí que se la ensalza”.
Quizá por eso Amat reivindica a ambiciosas desconocidas como Virginia Wolf, Gertrude Stein o ella misma:
A gente como Faulkner, Proust o Beckett se les permitió tener un lenguaje y un pensamiento propio y difícil, pero a ninguna mujer le ha sucedido lo mismo. Quiero decir que todo el mundo califica como genio a Proust, pero a Virginia Woolf o Gertrude Stein, no. Ellas, como nosotras, siempre estarán en el segundo escalón.
Flavia Company se niega a que su literatura se perciba desde el punto de vista del género, pero dice:
Me pareció muy significativo que la sociedad más racista del planeta, que es la estadounidense, prefiera como presidente a Barack Obama, un afroamericano, antes que a una mujer, su oponente entre los demócratas.
Carme Riera se muestra expectante:
No creo que tarden en aparecer las primeras novelas donde se perciba el avance de la mujer en nuestra sociedad.
3.
Juan Luis Cebrián reflexiona mientras visita el Elíseo para entrevistar, aparentemente, a Sarkozy:
Cuando entrevisté a Giscard D’Estaing en el Elíseo, contestaba a mis preguntas posando su mirada en el horizonte, pues no me hablaba a mí, ni a los lectores de EL PAÍS, lo hacía para la Historia con mayúsculas.
Y ahora, en cambio:
Nicolas Sarkozy se remueve una vez más en la silla cuando le reitero la pregunta, salta como impulsado por un resorte mientras le aclaro que no me interesa el ridículo debate sobre sus supuestas y archidesmentidas declaraciones en torno a Zapatero.
Aunque es llamativo que Cebrián se considere el protagonista de la entrevista, lo más curioso es cuando se convierte en oráculo:
Mérito, seguridad y orden parecen estar en la base de la incorporación de antiguos y respetados socialistas a la gobernación del país. ¿Está recorriendo éste el camino inverso al de la Transición española, cuando un grupo de falangistas se convirtió en artífice de la democracia? A lo mejor, como algunos dicen, es precisa una ética de la traición, o va a resultar verdad que la política es un oficio de idiotas desempeñado por inteligentes. ¿Qué tiene que ver la inteligencia con la política?
O reflexiona sobre la condición humana:
El vulgo supone que la mentira es connatural a los políticos, que no se puede hacer política sin mentir. En realidad me parece que la mentira es consustancial al ser humano, pero esto es una reflexión exclusivamente mía, y gracias a que mentimos somos capaces de soportarnos y convivir en sociedad.
4.
El País también le ha pasado un cuestionario al presidente francés, que para justificar su peligroso censo étnico se apoya en Lévi-Strauss:
Claude Lévi-Strauss, el más grande antropólogo del mundo, lo explicó bien a las claras. Los pueblos primitivos no son la infancia de la Humanidad, tienen una identidad propia, terminada, completa. La identidad no es una patología. Sin identidad no hay diversidad.
Como explica Juan José Sebreli en El olvido de la razón, Lévi-Strauss mezcló el concepto de “raza” con el de “cultura”:
Las formas de la cultura… determinan en gran medida el ritmo de la evolución humana… y de su orientación… Lejos de preguntarse si la cultura es o no función de la raza, descubrimos que la raza o lo que se entienden generalmente por ese término es una función, entre otras, de la cultura.
“El más grande antropólogo del mundo” también ha manifestado su añoranza de la pureza que, según él, perdieron los humanos con la alfabetización:
No queremos hacer una paradoja y definir en forma negativa la inmensa revolución introducida por la invención de la escritura. Pero es indispensable darse cuenta de que ella le ha quitado a la humanidad algo de esencial, al mismo tiempo que ha aportado tantos beneficios.
Juan José Sebreli escribe: “si la cultura conformaba al hombre, y la raza, según Lévi Strauss, era una de las funciones de la cultura, ergo la raza seguía determinando, en cierta medida, a los hombres y a los pueblos”,
Sebreli cita estas palabras de Pierre-André Taguieff:
El etnólogo [Lévi-Strauss], al naturalizar las actitudes e inclinaciones colectivas como el encierro en sí mismo, la autopreferencia y la oposición a los demás, proporciona un fundamento legítimo al etnocentrismo y a la xenofobia.
5.
Miguel Ángel Berna se siente identificado con Francisco de Goya:
Yo también soy un rebelde en medio de una sociedad muerta, obsoleta, anticuada. No me rindo. Sigo mirando hacia adelante, aunque cuando me gire no vea nada.
Espero que no se choque.
2 comentarios
Luisa -
El tema de la literatura de mujeres, sinceramente, ya me cansa un poco. Aunque es cierto que la mirada que suele extenderse sobre ella sigue cargada de tópicos, y el más grave el que señalas: la diferente forma de enjuiciar el trabajo. Pocas veces leo valoraciones como la que hace Villena de la obra de Stein (se esté o no de acuerdo): una escritora fundamental desde el punto de vista de la construcción del lenguaje y de un estilo. Pero ya es casualidad que ese juicio provenga de alguien fuera de los canones "machistas" (qué poco me gusta el término) de la cultura.
Las valoraciones críticas suelen venir por el contrario acompañadas de las ideas tópicas que se supone preocupan a las mujeres, juzgándolas además desde un punto de vista masculino. Me gustaría que algun crítico hombre hiciera alguna vez el esfuerzo que llevamos haciendo las mujeres durante siglos: comprender el discurso de la mente masculina. Porque la igualdad no consiste en "rasar" las ideas, las actitudes, las maneras de sentir. Consistir en "comprender" mutua, reciproca, diversamente al otro/a y demás e incorporarle a los mismos ámbitos con las mismas posibilidades.
Y vale, que para estar cansada de la discursión recurrente ya me he extendido un buen rato.
Un abrazo.
Raúl -
Dani, tengo un CD para ti. Pero tú vas de mañanas y yo de tardes. Cambio turno el 11 de mayo. Nos vemos a partir de entonces.